Consuelo Barragán Flores

Una mente que confía es pura inteligencia.

El confiar no contiene nada de duda; es simplemente estar vacío de dudas. La creencia crea división en ti. Una parte de tu mente cree y una parte de tu mente niega. La confianza es una unidad de tu ser, de tu totalidad.

Confió en la existencia, confió en mi Ser. Mi mente se encuentra liberada del exterior, la comprensión llego cuando me aventure a sentir el interior. Cuando descubrí que ahí se alojaba las maravillas de la vida. Confió en la existencia, confió en mí, aun cuando todo se torne obscuro.  Es la gracia de la vida que me mantiene fresca, renovada, creando, respirando en este cuerpo que inhala y exhala dicha. Confiar requirió aventurarme a lo desconocido, tocar la obscuridad para sentir el día, desconozco cuántas vidas estuve en la obscuridad pero ir encendiendo luces en mi interior me deja maravillada al mirar lo que habita en mi interior, en mi Ser, a eso lo llamo sentir, lo llamo vivir.

La energía solo se convierte en compa­sión cuando todos los deseos desaparecen.

Cuando estás en la dimensión del ser, las pequeñas cosas, las piedrecillas corrientes, se convierten en piedras preciosas. Las cosas corrientes adquieren color, se vuelven iridiscentes. Los sucesos corrientes se toman psicodélicos... depende de ti, de tu visión.

Cuando realmente sabes algo, no eres un fanático. Una mujer de sabiduría, es aquella que ha alcanzado solamente a tener destellos de Dios, destellos de su ser. Se vuelve tranquila, sensible, frágil. No es fanática. Se vuelve femenina. No es agresiva. Se vuelve profundamente compasiva. Y con el saber, se torna muy comprensiva con los demás. Puede hasta comprender el punto de vista diame­tralmente opuesto.

Lo minúsculo de la vida es tan diminuto e invisible que solo el corazón posee la gracia de mirarlo bajo la lupa de lo divino. Mi narración será como un pergamino vivido en tres días gloriosos y he de confesar que aun ahora estoy singularmente sensible para describir tan celestial regalo, obsequio que no se mide en peso o volumen, es intangible, etéreo, profundo. Habitualmente me jacto de hablar de las emociones y aunque las vivo intensamente, tres días me bastaron para mirarlas al desnudo y descubrir que aun delatan polvo de superficialidad. Pero sin más preámbulos delineare lo minúsculo de la vida bajo el cobijo de mi hogar; el amor a flor de piel , la ansiedad bajo su total desnudez , la empatía abrazando el instante , la enfermedad dejándose mirar cara a car a estados que aluden a las emociones y al cuerpo vividos a flor de piel, dejándome extasiada al mirar su profundidad, su bastedad e infinito despliegue. Ahora intentare describir aquello de  lo que tanto se habla, pero po

Tal ves esté equivocada, pero por favor, permíteme que esté equivocado conmigo misma.

La confianza es el perfume del equilibrio, la fragancia del equilibrio

Mi templo se mueve al ritmo de la fragancia hogareña. Al ritmo de los aromas que desprenden las flores que cuelgan por el alambrado,  como queriendo atrapar mis sentidos.  Los sentidos que se maravillan al recibir su aroma. Cuando hago limpieza en casa, sucesos como estos me dejan  atrapada entre aromas celestiales. Me asombran las transformaciones internas, los cambios que vibran dentro de mi dejándome con una sonrisa en el rostro, apacible, serena como tocado la esencia de la vida. Al abrir los sentidos capturo  la fragancia que entra a casa,  así  fue como  descubrí  el aroma de una flor que sutilmente entro a casa.  Hacía más de un mes que estaba ahí, solitaria y yo no me había percatado de ella.  Un día al salir a la zotehuela la mire,  perdiéndose entre lo verde de su follaje, desprendiendo su diminuta belleza. Fue como descubrir la belleza que se cruza por mi camino para fusionarse conmigo.  A partir de entonces cada salida a la zotehuela volteaba a mirarla, para admirar

Si ayer oraba, hoy canto. Si, canto a la vida, me deleito entre el ir y venir de la música celestial.  Canto y bailo al ritmo de las notas cotidianas, al ritmo del bullicioso ir y venir,  a la magia de crear de este divino cerebro y a lo maravilloso de vivir entre el amor que me rodea. Si, en este instante canto  a tan divino descubrimiento interior. Descubrimiento que me deja invadida de magia y misterio para crear, reconstruir y compartirlo a tan hermosa tierra que tanto me ha dado. Canto de dicha por saber que puedo dejar partículas del celoso conocimiento, motas  de la desprendida alegría, átomos de la invencible dicha y luces para encender los sueños. Por eso canto, porque he sido capaz de metamirar y metamirar es saberme poseedora de contenido y continente. Ayer oraba y hoy canto de alegría, de una apabullante felicidad que se escapa por mis poros. Si, hoy canto sabiéndome única e irrepetible.

La tierra que piso, la piso sintiendome bendecida por ser parte de ella

Fervientemente me volcó en la oración, en la divina oración, pero no aquella oración terrenal o teológica, no. Me volcó religiosamente en otro tipo de oración, aquella oración que limpia pacientemente cada partícula de mi ser, que refresca cada poro de la piel dejando mente y corazón radiante de felicidad. Así es mi oración. Por  ese tipo de oración trabajo al despertar o al anochecer, por dejar inmaculada la esencia de esta mujer. Amo trabajar en cada rincón de mí ser, sea mente, corazón o cuerpo. La vida es tan sabía que día a día coloca frente a mí la impureza, mi basura, mis pendientes, reta a mi ego, se enfrenta a mi corazón y es entonces cuando debo trabajar para darme cuenta, para descubrirme sin autocriticas, sin exigencias solo mirándome con la verdad, con mi realidad. Trabajar conmigo duele, cimbra, me deshace. Trabajar conmigo no es una cuestión de dulzura o felicidad, es una situación de valentía, de pertenecerme. Cada despertar oro por tener la lucidez para continuar.

Toda la energía es pura oración, toda la energía es pura gracia, gratitud, dicha. Con energía uno se vuelve absolutamente divino.

Tu presencia es la ausencia de Dios. Tu ausencia es la presencia de Dios.

La vida es un arte. Un arte que se dibuja sagradamente cuando los sentidos están purificados, dispuestos a crear,  preparados para pulir los restos enmohecidos del alma y darle alas al espíritu dejando un corazón impregnado de dicha. Trazo nuevos caminos, delineo nuevas formas de sentir, me aventuro a lo desconocido, sin miedo alguno, voy dejando estelas del nuevo arte que dibujo por la vida. Soy   una mente que aprende y escucha atentamente sin interferencia del pasado. Soy pura apertura, como un espejo, que simplemente refleja aquello que hay dentro de mí. Poseo la sabiduría de decir que no se nada. Soy una mujer que verdaderamente llegue comprender mi ignorancia. Sé que no sé. Y a eso llamo arte, no tener nada en la paleta del alma para crear con el instante que salta de la nada,    el instante lleno de magia y misterio.

La espiritualidad es vivir la vida con intensidad, de vivir tan apasionadamente que nada quede atrás sin ser vivido, ni incluso la muerte.

La vida es inmensa y las creencias son muy pequeñas, la vida es infinita y las creencias son muy diminutas. La vida nunca encaja con ninguna creencia y si tratas de imponer la vida sobre tus creencias estarás tratando de conseguir lo imposible. Nunca ha sucedido ni nunca sucederá de modo natural. Abandona las creencias y empieza a aprender cómo vivir tus experiencias.

Un amanecer deliciosamente divino, hoy mi corazón tintinea de alegría! El porqué, no lo sé. Solo siento la alegría aquí adentro, en las profundidades de mi ser, destellando e iluminando cada acto que coloco en este planeta. Descubrí que todo aquello que proviene de lo material para nada motiva mis sentidos, mucho menos me hace sentir feliz. Motiva mis sentidos aquello que proviene del misterio, de la gracia, de la vida, ellos estallan la alegría aquí adentro. Descubrí que contactar con la vida  y ser capaz de brillar bajo este lindo corazón es lo que realmente me lleva a tocar la dicha.  Dicha resumida en pocas palabras… es la luz emana por mis poros. 

C onfía en la vida, confía en Dios y sea lo que sea que se te dé, disfrútalo. Disfrútalo tan a fondo, con tal gratitud, que todo lo ordinario adquiera profundidad, se vuelva sagrado, que todas las pequeñas cosas de la vida se vuelvan sagradas. Transfórmalo todo en algo sagrado. Lo profano desaparece cuando le das tu energía de amor, de gracia, de gratitud.

Cuando una flor desconocida, empieza a florecer en ti, conócela, no te apresures a diseccionarla, no la pongas en la mesa y la cortes o empieces a buscar sus componentes. Disfrútala. Amala. Ayúdala a crecer. Cierta gracia ha descendido sobre ti. Te has vuelto gracia.

Dicen que al nacer me miraron tan chata, que de inmediato me dijeron chata, fue mi primera etiqueta al latir. Los años pasaron y debí entrar al ambiente escolarizado para descubrir que me llamaba Consuelo, aunque ya tenía más de una etiqueta como barragán, gorda o fea al final de cuentas eran etiquetas y no es una cuestión de autoestima, no, es una situación que la periferia coloca irremediablemente. Recuerdo perfectamente que entre los 9 y 10 años al saber que me llamaba Consuelo el inocente corazón no cabía de alegría, pues además de las etiquetas extras que ya poseía, descubría una linda etiqueta; Consuelo . Así se inició el acumulamiento de etiquetas, etiquetas que sin menospreciarlas, aun las más  devaluantes,  se fueron  colocando en este hogar que ya me pertenece. Algunas se filtraron en mi corazón, otras pasaron desapercibidas. Transcurrió el tiempo y las etiquetas que la periferia me colocaba se multiplicaron; mujer, católica, mexicana, hija, madre, esposa, hermana, morena

Aquellos que los comprendan dejarán que los indicios caigan en sus corazones como semillas. A su debido tiempo, en la estación propicia, germinarán, y el día en que vivas lo mismo que yo estoy viviendo, me comprenderás.

No  permanezcas demasiado en el mundo y no escapes de él. Manteen un equilibrio. Cuando sientes que te estás excediendo en demasía, inclínate hacia la renunciación, y cuando sientas que renuncias en exceso, que te estás convirtiendo en un ermitaño, inclínate de nuevo hacia la complacencia. Mantente en el medio. En las carreteras, en la India, encontrarás señales que indican, «Vaya por la izquierda». En América encontrarás, «Vaya por su derecha». En el mundo solamente hay dos clases de personas: las que van por la derecha y las que van por la izquierda. La tercera clase es el pináculo mismo de la consciencia. Y la regla es: «Mantente en el medio». No trates de hacerla en la carretera, sino en la vida. Mantente en el medio. Nunca por la izquierda, nunca por la derecha. Simplemente en el medio. Y en el medio surgirán destellos de equilibrio. Un punto -puedes entenderlo, puedes sentirlo- en el que no te estás inclinando hacia ningún extremo. Estás exactamente en el medio. En ese m

Una semana que concluyo… una semana que inicio impregnada de lo celestial que me mantiene en constante equilibrio. Vivir en equilibrio es la gloria que funde mis sentidos. Para mí  el pasado es un tramo de tiempo que me deja  grandes lecciones  y exquisitos aprendizajes. La vida es como un extenso lienzo donde voy pintando las minúsculas hazañas que logra este corazón. Todo reto, experiencia  o trivialidad lo tiñe esta mujer en trozos de letras. La semana que concluyó me dejo embebida de alegría al descifrar la maravillosa  esencia del equilibrio. Desconozco que me depare la semana que inicio, pero conozco divinamente como mantenerme en equilibrio. Y el secreto se haya en el punto medio, en el equilibrio. Cuando siento que me inclino hacia un extremo de la vida de inmediato me coloco en medio, en equilibrio. Extremos que la cotidianeidad me ofrece en el día a día y de mi depende si me quedo atrapada en ellos o me mantengo en equilibrio, entre  mente y  corazón. Hablo de los extre