Consuelo Barragán Flores

Parece que mi cerebro amenaza con estallar cuando una idea no es capturada a tiempo, en el momento exacto, en el lienzo idóneo para ser perpetuada. Así de impredecible es mi naturaleza, así de inesperada es mi   reacción (escribir) cuando surge una idea como en este instante que tome conciencia de “estar conmigo” sensación meritoria de ser convertirla en un lienzo de letras, una idea para ser entregada a otras miradas. Llevo tiempo buscando la vía que me lleve a   “estar conmigo” simple y complejo a la vez, cantidad de veces he declarado que me conozco, más cantidad de veces en cuestión de instantes me he extraviado debido a múltiples interferencias, situaciones que suelen desanimarme, sensaciones que capturo de inmediato para reanimarme, sacar la casta, elevar la voluntad, subir en gradación la polaridad negativa aquella que llega de repente, situación que se ha convertido en una constante, una práctica para alma y corazón a eso le llamo “estar conmigo”. Estar conmigo es efec

Tu visita fue tan exquisita para este corazón que han pasado varias horas de ello y aun me invade tu recuerdo, me dejaste con una tenue sonrisa en la boca. Sorpresiva, inesperada y fugaz, fue tu presencia, bastaron instantes para impregnarme de tu divinidad. Parece que leías mi mente, parece que estabas mirando mi trabajo espiritual, trabajo que me atreveré a compartir con otras miradas, porque el hecho de tu visita me inspiro profundamente para ser enviado a otras almas. Sucedió hoy al despertar e iniciar mi faena hogareña; sacar a mi perro a pasear, hacer las labores domésticas, trabajar en el computador motivada por la fila de pendientes que voy acumulando en el día a día, todo iba bien hasta que mi bendita serenidad se puso a prueba; sonidos estrepitantes y estruendosos rugían por doquier, ruido ensordecedor que he venido escuchando desde hace varios días, y ahora se repetía justo cuando iniciaba a trabajar en el computador. Ya desde la noche anterior el martilleo del vecino,

Conservad siempre la mente fija en la estrella, pero mirad donde ponéis los pies, no vayas a hundirte en algún abismo.

Mente infinita y viviente es lo que estoy aprendiendo a vivir. Estoy aprendiendo a sumergirme y desvanecerme en ella. Lo más loable es la capacidad que se desarrolla para no extraviarse entre lo mundano, lo sé porque en el momento que lo declaro –fuertes vientos de invisibilidad atentan con lo dicho–y ah! caray resulta titánico solventar lo que uno declara. Es una maravilla sumergirme en búsquedas de todo tipo, no me interesa perderme me apasiona encontrarme, ahí reside el secreto de la divinidad. No deseo formar parte del   conglomerado extraviado buscando la felicidad, el placer o la compañía entre los feroces ritmos de vida material prefiero sumergirme en lo secreto, en lo místico, en la alquimia que transforma la piel, aquella que me deja exquisitamente poderosa por dentro. Cada despertar es una nueva lección de vida que recibo y eso realmente se agradece al todopoderoso por haberme enviado nuevamente a este mundo, para aprender de la vida. Retornare a la fuente y cuando lo ha