Consuelo Barragán Flores

El corazon compresivo esta siempre en paz , aunque medio mundo este en guerra.

Un riachuelo enfangado puede enturbiar fácilmente otro riachuelo  pero; ¿Puede un riachuelo enfangado enturbiar el mar? El mar alegremente recibirá  el lodo lo esparcirá en su lecho marino y devolverá al riachuelo el agua limpia.

Me levante desvelada   y eso sí que es terrible para mi salud. El desgano y la pesadez es el pago por derrochar mi energía en vicios banales, ahora abra que pagar el costo sacando fuerza de voluntad para sanar el desgaste de cerebro y cuerpo. Cuando escribo parece que escribo en solitario pero no es así, energías celestiales motivan frecuencias y sentimientos lo sé porque lo siento. La capacidad de sentir me ha llevado a elevar el espíritu por ello siento cuando lo enfermo, por ello me aferro a la conciencia para sanarlo. Es mi familiaridad con vibraciones de otra naturaleza quien me impulsa a elevar la conciencia para no perder de vista la salud del cuerpo.   Unas cuantas líneas pueden contener una confesión lo cual no es alarmante, seria alarmante dejar de narrar como es vivir aquí abajo, como es superar aletargamientos terrenales, ahora iré por un trago de voluntad para descontaminar mente, cuerpo y espíritu de tanta televisión que le di de beber por la noche.

El espíritu Santo se me revela en cualquier instante solo es cuestión de dejarme Ser y él se manifiesta.

La cordura se basa en la propia aceptación.

La única religión que yo conozco es lo que mi lengua habla, mi corazon siente y mi espíritu hace.

Es como una delicada cirugía al corazón. Una cirugía que va reconstruyendo la mente y elevando el espíritu. Extirpar el ego es para valientes porque cuando uno da por hecho que ha fallecido resurge de entre las cenizas provocando triple dolor ante los imprevistos. Uno debe estar empapada de sabiduría para fulminar su fuego y de inteligencia para darlo por muerto. Extirpar mi   ego ha sido como extraer células cancerígenas encarnadas en el corazón células que enfermaban mi espíritu. Duele, duele a tal grado que uno ya no sabe;   si seguir siendo su esclavo o someterse a su dolor para extirparlo para siempre. Ya una vez declare que lo había extirpado   y el día que lo hice resurgió de entre las cenizas. Hoy es un nuevo día y jamás volveré a declarar nada porque conozco la magnitud de su presencia pero si he de declarar contundentemente que; “poseo voluntad para ir por la sabiduría de vivir”