Mirar y escuchar
Recién iniciaba mis cambios personales cuando abordaba precipitadamente e indiscriminadamente el término “don” Para ese entonces tal término lo leía bello, mágico atrapando mi atención, mis sentidos y aunque aún no lo tenía concebido, mucho menos visualizado, el termino lo empleaba disparatadamente ante cada oportunidad que la vida me otorgaba, pero hoy es diferente, este instante es divino y solo la divinidad es capaz de plasmar realmente la esencia de un don, la esencia de mis dones. Ha sido la vida quien coloca nuevamente de manera casi sagrada el palabra en mis sentidos; “dones” para confesar a flor de piel dos dones divinos que he cristalizado; mirar y escuchar. Divinos dones que realmente siento y vibro. Conozco su esencia. Miro más allá del espectro cotidiano, alcanzo a discernir la profundidad de la vida y eso para mi es un don, un don divino que ya me habita. Ahora comprendo el porqué de la expresión; “los ojos son la ventana del alma. Y eso es lo que está sucedien...