Mitos y Rituales

Si aprendí a leer y escribir y fui capaz de obtener el conocimiento ¿porque no aprender, practicar y ejecutar un mito o un ritual? Pase décadas negándome aceptar su existencia aun viviendo entre ellos me negaba aceptar su realidad. En el pasado escuchaba de mitos y rituales, los vivía o miraba practicar; que si no barras la casa por la noche, no metas el cuchillo a la lumbre, aléjate de los cuervos, protege el estómago con un cinto rojo, no salgas sin la pulsera roja que te protege, tira lo viejo para que venga lo nuevo, no enciendas velas porque abres portales mitos y rituales que rodeaban mi existencia. Por aquel entonces me negaba a creer en mitos o ejecutar rituales me parecía superchería y falsedad más la vida ya me tenía preparado el paquete completo para ser autora, protagonista y hasta ejecutora de ellos, de los mitos y rituales. Sabia de la existencia de los mitos más sabedora de lo prejuiciado de su realidad sencillamente los dejaba en el olvido, no sucedía lo mismo con los rituales ya que se manifestaban constantemente en la familia materna e incluso era protagonista de ellos. La vergüenza de sentirme ignorante, del que dirá el prójimo, la minusvalía apoderándose del alma y la falta de aceptación me alejaban de tan poderosa realidad. Hoy es distinto, hoy se de su existencia, dé su impacto en la humanidad aun y cuando la filosofía plantee que un mito o un ritual es un relato que se cuenta, que no es real hoy sé que se viven, practican y hasta representan un medio para dominar una situación. Un mito o un ritual no es para ser ajusticiado, es para crear resurgimientos. Mientras que la filosofía plantea ¿por qué es falso? el mito y el ritual responden “de dónde son, que provocan, el poder que otorgan y como se invocan”. Mi mente ya no se queda con la aseveración de que un mito o un ritual son una farsa o una absurda superstición hoy investigo, analizo y practico tanto mitos como rituales cuando la serenidad me invade, cuando mi vida es calma e incluso cuando la apatía o el desgano irrumpen mi inspiración, si me urge salir de atolladeros un ritual siempre me salva y demuestra su poderoso efecto. Previo a la ejecución sólida y confiable de un ritual siempre me cuestionaba ¿porque día a día es más de lo mismo? ¿porque todo el tiempo debo andar cuidándome, sobresaltándome o dándome limpias para espantar tan mala vibra? ¿Por qué la maldad siempre me persigue? Desconocía que me encontraba sumergida entre la ignorancia y la realidad propiciando estancamientos. Me había vuelto experta en practicar la ansiedad y el dolor por ello mis antiguos rituales no surtían efecto hasta que el destino coloco entre mis manos el conocimiento, la ejecución y el dominio de la técnica para ser ejecutados. Salí del lodazal que atrapaba mi mente hoy descifro, desentramo, practico y evoco mis propios rituales constituidos por pura experiencia. Pase de la ignorancia a la realidad, del rechazo a la aceptación y a la práctica de un ritual. Y si quiero conocer la verdad de un mito lo analizo, secciono, controlo y observo su evolución prácticas que me llevan a aclarar rechazos u ocultamientos de ellos. La verdad es tan hermosa que por algo fue alojada en tan sagrada tierra. Mi pobreza conceptual es pasado, mi mente brilla de luz, la perspicacia es mí fuerte, la sagacidad para saltar obstáculos es mi orgullo, purificar mi esencia es prioridad porque solo a través de ella activo cuanto ritual o mito sea necesario para expandir la existencia de esta mujer.
MIS RITUALES
Primer ritual. Instante. Vivir el instante es mi pasión, es mi orgullo. Llegar a este nivel me exigió inquebrantable energía y basta voluntad para no ser capturada por el pasado o el futuro. Practicar el instante cual respiración que entra y sale alucinó mi razón de Ser. Descubrí como se destraba toda desavenencia por muy difícil que se presente, con la simpleza de capturar el instante, es decir; centrarme, concentrarme, sentirme, mirarme, escucharme, rescatarme, elevarme todo aquello que energetice mis instantes de vida los ejecuto suceda lo que suceda, así me anclo al Ahora. Practicar el instante o él Ahora es mi sagrado ritual, ritual que no suelto ni de día, ni de noche, su purificante efecto es tan basto que se expande cual halo que purifica mi existencia.

Segundo ritual. Invocación. Invoco su presencia, cuando todo se torna denso, lo invoco y la respuesta es inmediata. Capturo sus mensajes y callo ante sus misterios. Invoco desde el corazón, desde la mismísima fuente, me entrego en cuerpo y alma y el resto sucede. He dado fe de su poderosa presencia rescatándome de cualquier desaveniencia, he consagrado sus efectos y los resguardo sagradamente. No suelto mi ritual de invocación cuando todo se torna denso, es como si de pronto me elevara por pura invocación.

Tercer ritual. Conexión. Me conecto espiritualmente con el padre, la madre y la mente viviente permanentemente y lo hago responsablemente, no permito que el instante, quien me conecta con ellos, se diluya entre el ir y venir del día a día por el contrario cuando me encuentro  ajetreada o abrumada es cuando mas centro mi atención, concentro energía y presencia aferrándome al instante gracias a ello mi conexión es permanente con la Deidad.

Cuarto ritual. Gratitud. Retornar a la vida gratitud es el ritual que ennoblece mi alma, empodera mis sentidos y alumbra mi camino así que; “como no dejar semillas de gratitud para ser aprovechadas por otros para transformarse y unirse a la divinidad por pura convicción”.

Quinto ritual. Entrega. No hay cabida para la pereza, evasión o dejadez. Mi aguerrida entrega para activar lo que vine hacer en esta tierra es para cristalizar hechos y no para lamentarme porque se me atravesó la pereza. Por supuesto que me contamino de evasiones; después lo hago, ya me canse, no quiero, no me toca, soy la única que trabaja nefastas actitudes que limitan mi crecimiento espiritual por ello la Entrega es mi pasión y me dejo de tonterías. La dejadez es mi delirio, tenía o tengo tan acentuada la dejadez con actitudes como; asi se va, no importa como salga, hecho a medias aspectos que solo hablan de mi falta de entrega. Me esfuerzo por la belleza, por las buenas prácticas y siempre que me descubro con cierta dejadez activo mi bendito ritual  "Entrega" para hacer las cosas bien y de buenas.

Deje de darme mis limpias, de comprar ramos de flores, de coleccionar billetes para protegerme o encender incienso para ahuyentar las malas vibraciones descubrí que me protejo mejor siendo la productora, actora y ejecutante de mis propios rituales. Veo mis hierbas “ruda y albacar” en casa e inmediatamente elevo vibraciones al tomar una de sus hojas para nutrirme de halos purificantes. Hacer una realidad mis  rituales definitivamente es como crear mi propia religion.

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