Divinidad

Mi conexión con la divinidad es de tal magnificencia que definitivamente me he convertido en una coleccionista de experiencias místicas. Que bien se siente decirlo, escribirlo y reafirmarlo. El efecto de una celestial conexión es resultado de una larga, larga trayectoria de discernimiento entre lo que es suposición, imaginación, obscuridad y realidad. Vivo en conexión con la Divinidad, hecho que engrandece mi alma y eleva este espíritu, lo ratifica mi existencia terrenal. Cuando uno llega al nivel de experimentar una conexión fugaz, instantánea y plenamente divina uno se queda con una inconmensurable sensación de serenidad y paz interior, uno vive una conexión de otra naturaleza, es como si una ráfaga de energía saliera del corazón para conectarse con la Deidad dejándolo a uno radiante de luz. Ahora comprendo el significado de iluminación, ahora sé cómo se vive en armonía con Uno. He colgado al pecho el lazo de la Divinidad porque gracias a ella experimento microconexiones. Se cómo recibirla, alimentarme de ella y lo más valioso; vibrar al unisonó. Cuando hablo de hacer magia conmigo aludo a las capacidades que van floreciendo al salir de las mismísimas cavernas de mi Ser. Tomo tremendas bocanadas de fe en mi para creerme lo que me sucede. Exhalo innumerables confirmaciones aseverándome que es real tan celestial conexión. Reprogramarme fue el filtro que me llevo a vivir dentro y fuera de este mundo para experimentar la Divinidad, cuento con una basta colección de experiencias espirituales que refirman mi lucidez. La toma de conciencia de cada acto, palabra o pensamiento que gesta mi existencia surca el camino de una vida saludable delineada a base de voluntad. Mente, alma y templo son los medios que me conectan divinamente con el Padre aspectos que permanentemente doy mantenimiento para no perder la oportunidad de vivir conectada con ella. Fidelidad hacia mí, renovación de mis capacidades y ratificación del “Soy” son la  base de mis transformaciones. Mente mecanismo que piensa, percibe, emprende y comprende la totalidad de cuanta experiencia vivo, fenómeno que implica la presencia de todo aquello que emprendo gracias a los sistemas de energía que poseo. Monitoreo mi mente para mediar entre espíritu y materia, no permito que eventos ajenos irrumpan tan saludable equilibrio mental que he adquirido. Realizo prácticas constantes de regeneración mental gracias al instalarme en el ahora, en el silencio hechos que iluminan mi vida, dan coherencia a mis actos, mis pensamientos se tornan constructivos, edificantes y lo mas sagrado; son el puente de conexion con lo divino. En el alma anida la luminosidad espiritual borboteando chispas de energía que me conectan con la Deidad el resultado es vivir armoniosamente conmigo.

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