El último
Lao Tse solía decir: «Soy el último, por eso soy el más
pacífico,
porque nadie viene a pelear conmigo». ¿Quién va a combatir con el
último? Todo el mundo siente compasión por él; todo el mundo piensa: «Pobre hombre» y ¿quién ambiciona ser el último? nadie llega y deja su sitio.
Si eres el último, te dejan a solas, nadie viene a
molestarte, simplemente puedes ser tú
mismo. Cuando estás preparado para ser el
último, puedes estar en el presente —nunca de otra manera. Si quieres ser el primero, tendrás que
mantenerte en el futuro, porque
tendrás que pensar: «¿Cómo ser el primero? ¿Cómo sacar a esa gente que ya está
allí para hacerme un sitio yo? ¿Cómo
luchar? ¿Cómo arreglármelas? ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer?», estarás en el futuro. Tratar de ser el primero es estar en el futuro: si quieres ser el primero, tendrás
que proyectar, preocuparte por el
futuro. Y ¿de dónde vas a tomar las ideas? —del pasado—. Así pues, seguirás
estando en el pasado y en el futuro, y continuarás perdiéndote el
presente.
El presente es lo único que existe ahora es el único tiempo real.
Alguien
que ya esté preparado para ser el último —no como
estrategia para ser el primero, sino como comprensión de que es absurdo competir
¿Cuál es
el punto de todo ello? ¿Por qué no disfrutar de la vida? Solo puedes
hacer una cosa: o bien puedes competir o celebrar. Si compites, no puedes celebrar; si
celebras, no puedes competir; es la misma energía. O bien disfrutas o luchas o
amas o peleas ambas cosas juntas
no es posible.
Por lo tanto, la persona que está al último —no por el deseo de ser el primero, sino por la
comprensión de que ser el primero es una tontería de la mente. Viendo la
necedad que hay en ello, viendo su inutilidad, viendo la gente que está primero parece que están en el infierno
—en esa comprensión uno llega a ser el primero.
¿Puedes verlo? ¿Lo comprendes?
Entendiendo esto, uno es primero, antes que ganar un lugar para ser el primero. Esto es lo que
Jesús quiere decir
cuando dice; «Los
últimos serán los primeros»,
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