Cuatro palabras

La magia de poderosas palabras vertidas en uno reconstituye mente, alma y cuerpo descubrimiento que recién me voy iniciando a explorar, practicar y apuntalar en mi diario respirar. Aun y cuando ya había tenido referentes del poder de la palabra, la delgada tela de inconsciencia me tenía envuelta cual oruga que no es capaz de traspasar el capullo que me mantenía al margen de la deidad para volar cual mariposa libre, alto, bajo, alto sin obstáculo alguno. Toda palabra vertida, escuchada o pasajera solo era eso –palabras– no me permitía ir más allá de su expresión, aplicación o toma de conciencia efecto de vivir atrapada entre rejillas de inconsciencia. Y cuales son; Cuidado, Amor, Gratitud, Compasión.
Cuidado
Palabra usada en más de lo mismo, prácticamente gris así concebía tan poderosa palabra –cuidado– era tal el descuido que solo la empleaba para ser enviada a otros como una alerta, un parabién –cuídate mucho– –ten cuidado– ¡cuidado! no empleaba dicha palabra para ser aplicada en mí. El grado de indiferencia hacia ella era tal que me sumergía entre preocupaciones externas sin percatarme que podria bañarme de cuidados pero la terca señito solo debilitaba su corazon dejándolo sin energia. Cuando uno hace tremendos esfuerzos para no dejar escapar ni un ápice de energía, uno descubre lo poderosa que resulta tan alertadora palabra ¡cuidado! aplicada en uno. –cuidado con lo que piensas– –cuidado con lo que haces– –cuidado con lo que hablas– –cuidado con despistarte– –cuidado por donde caminas– ¡cuidado! ¡cuidado! Uno vive alertándose constantemente, cuidándose y no es paranoia es la toma de conciencia que lo reconstituye a uno. Se da paso a una reingeniería mental y espiritual, se inicia una vida saludable, se gesta la sanación. Uno llega a contar con un poderoso recurso, cincelado por pura iniciativa para ser empleado en cualquier instante de la vida. ¡Cuidado con maldecir Consuelo! ¡cuidado con prejuiciar! ¡cuidado con mentir! ¡cuidado con lesionar a otros! ¡cuidado con tus pensamientos! ¡cuidado! te estas exigiendo demasiado. Bendita reconciliación lograda en vida gracias al permanente baño que me doy con la simpleza de una palabra; ¡cuidado!
Amarme
¡AH! Profunda exclamación, fuerte y empoderante porque ¡ah! como me costó  apreciarme, valorarme, calibrar mi autoestima, aquilatar mis capacidades en otras palabras llegar a amarme. Amarme es como enrollar al tubo de la vida hilos e hilos de benditas acciones apuntalando el corazón para mantenerlo sano, fuerte e inquebrantable. Alla afuera uno vive saturado de palabras repetitivas, constantes, bofas, sin contenido solo lo extravían a Uno al grado de caer en la inconsciencia y para cuando uno pretende amarse equivoca el camino comprando, luciendo, colocándose máscaras y máscaras de maquillaje actitudinal y para cuando uno quiere rescatarse cuán difícil es salir de tremendas trampas intoxicantes. Uno termina envuelto en el dolor, la enfermedad u olvido de Uno. Conciente estoy de lo ruda que Soy al expresar tan directo pensamiento sin embargo la delicadeza de mis letras poco fluye si no cuenta con la solidez de la verdad. Amo vivir con mi verdad no soy partidaria de buscarla, soy apasionada de construirla y practicarla. Cada que cruza por mi camino aquello que me daña, lesiona, desorienta o deteriora toneladas de Aprecio vierto al corazón para resarcirlo de cualquier inconveniente que le provoque dolor o amenaza. Sutilmente llevo mi mente al punto donde late el corazón, coloco mis manos sobre mi pecho para sentirlo e inmediatamente calibro frecuencias nivelando los Hertz que sanean mi respirar en términos sencillos; lo calmo, lo calmo, lo calmo♥. La practica es constante en especial cuando me siento abrumada, desconsolada o perturbada el fin es canalizar al corazón altas vibraciones para estabilizarlo. Me aprecio a tal grado que las luchas por recuperarme han sido incontables hasta el grado de tornar una guerra en una apacible reconciliación. He aprendido a amarme gracias a la práctica, la constancia y la voluntad de verter increíbles sensaciones en las profundidades de esta mujer. Amarme es como activar poderosas chispas de luz, serenidad y apacibilidad y ¡ah! que bien se siente sentirse amado por uno mismo.
Gratitud
No lo sabía, no lo entendía, no concebía que el camino a recorrer seria arduo, cansado e iluminado –si así lo decidía–. Cuando comprendí la naturaleza de mi existencia agradecí profundamente a la vida, comprendí la esencia de la gratitud, acepté tremendas oportunidades para experimentar como es vivir tocando piso, como es caminar por la vida sin bastón alguno, como se libran obstáculos, barreras e impedimentos hasta el grado de tomar con naturalidad todo lo que la vida me envía. Aceptar lo que he de vivir no me torna perdedora, incompetente o desvalida por el contrario me torna iluminada, lo se porque poseo la llave para abrir cuanta cerradura se cruce por mi camino, modus vivendo que pacientemente vengo esculpiendo e iluminando el piso que piso. Iluminar lo que hago, digo o pienso es la toma de conciencia que perseguí por décadas, es la comprensión que abrió mis horizontes, es el toque divino de toda acción que emprendo, es la magia de vida que voy aprendiendo a irradiar, secreto divino colocado a mi alcance. Aun y cuando no comprendía la naturaleza de mí vida siempre avance buscando no sé qué, como extraviada, buscando y buscando no sabía en qué consistía mi búsqueda, solo sabía que debía avanzar hacia donde –no lo sé– solo sabía que debía avanzar hasta el grado de llegar a decirme –detente Consuelo– haz un alto para pensar acertadamente y así lo hice, así inicio mi transformación. Acaso tales acciones no son meritorias de una tremenda gratitud a la vida. Agradecer a mi corazón por ser tan benevolente conmigo es meritorio de una alabanza. Agradecer a mi cerebro por no haber colapsado ante rudas intervenciones es reconocer su tremendo poder, gratitud a mi espíritu por jamás haber desfallecido ante inquebrantables e inconscientes devaluaciones es digno de entregarlo a la deidad. Levanto un altar de gratitud a mi alma por no haber colapsado, por ser tan generosa para esperar y esperar a que esta mujer encendiera su propia veladora para actuar por propia convicción y determinación. Le debo gratitud a mi cuerpo por poseer la fuerza de restablecerse ante cada paliza que le he propinando, ante cada inconciencia que le he aplicado por no tener la fuerza de rescatarlo a tiempo. Mi cuerpo es digno de un fuerte abrazo, es digno de darle gratitud a mis células por aguantar a tan soberbia mujer que se negaba a cuidar sus órganos. Gratitud; palabra que tenia en el olvido afortunadamente he redireccionado el camino para verterla en mi destino.
Compasión
Si algo he aprendido en esta vida es a tener compasión de mí, aprendí y comprendí cabalmente la esencia de la compasión. Ser poseedora del sentido de compasión es como ser capaz de amar. Soy capaz de compadecerme de este corazón cuando lo acelero o le exigo demasiado. Soy capaz de compadecerme de este cerebro cuando le imprimo ansiedad, lo aletargo, demando o extravio. Era una ingrata porque tendía a olvidar que llevo aquí arriba un divino cerebro que hace magia conmigo cuando de usarlo acertada y asertivamente se trata. Soy muestra viviente de lo que narro porque cuando de oxigenar mí cerebro, darle dosis de silencio o calmarlo se trata automáticamente conexiones mágicas suceden dando paso a pensamientos puros, excelsos y hasta divinos. Me tomo con seriedad y responsabilidad la Compasión que aplico a mi existencia, hablo de mantenerme lucida, ecuánime y saludable me encuentre donde me encuentre. La Compasión brota de mis profundidades cuando el corazon lo demanda, no lo asevero para que se lea bonito, lo afirmo porque se precisa de toneladas de energía para depurar paciente y fehacientemente tan dañada mente que intoxique con el paso del tiempo. Hoy en día aquilato mi existencia, me compadezco de mi Ser cuando intuyo que me estoy asfixiando. Quien conoce el trasfondo de la Compasión conoce el poder del amor. Si no aprendo a compadecerme del total de mis células la vida me cobrara palmo a palmo mis deudas sean espirituales, mentales o corporales. Compadecerme de mi en nada se parece a minimizarme por el contrario semeja el profundo amor que vierto a mi Totalidad, Unidad y Conexión con el Padre Celestial.

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