¿Estas Enojada?

¿Estas Enojada? premisa que siempre me ha caracterizado. Comentario que regularmente me hacen en casa. Al tomar conciencia de dichas palabras, viniendo de los hombres que amo (esposo e hijo) me di cuenta que soy poseedora de un rostro serio, hosco y hasta enojón. Desde el momento de nacer me han caracterizado rasgos serios, hoscos e indescifrables. Cuando tomé conciencia de la constante ¿estás enojadas? me di cuenta de que mi naturaleza realmente es inflexible, ruda y fuerte. Y obvio que tal carácter me llevo alojar enojo en mi corazón hasta el grado de tornarlo en ira, hecho que sin arrepentimiento alguno me llevo a bajarle a mis humores, a equilibrar mis emociones y lo más valioso a ser gestora de un sistema de verdad, belleza y bondad en este corazón. Aun no canto victoria para afirmar -he cambiado- aun existen huellas de ira en mi corazón sin embargo poseo la fuerza y la entrega para tornar toda ira que me toque en brisa refrescante de serenidad y paz. Lo asevero porque hoy en día poco escucho a mis hombres preguntar ¿estas enojada? escucho preguntar ¿estás bien? constante que se evoca en cualquier instante y no solo va dirigida hacia a mí, va dirigida hacia las tres almas que habitamos este hogar, es como una triada de vigilancia espiritual. Cuando deje de intervenir y tratar de dirigir la vida de mis hombres, la constante ¿estas enojada? se esfumo. Dia a día gestiono mi propio ritmo de vida y dejo “ser” al prójimo, ritmo al que segundo a segundo le imprimo vibraciones positivas, tarea que ejecuto sin excusa o pretexto alguno, tarea que fortalece el musculo de la entrega y voluntad. Resulta sencillo expresarlo, hacerlo es lo más valiente que vengo realizando por más de una década, lo constato porque en el instante que mi vida bulle de serenidad bajas densidades me invaden, colapsan mi serenidad y hasta me irritan entonces entablo una aguerrida lucha para equilibrarme, elevar vibraciones, serenarme y lo logro, claro que lo logro situación que me está llevando a redescubrir la belleza de la vida, la verdad de lo que me habita y la bondad de Dios abrazándome. Lo atestiguan mis sagrados días que ininterrumpidamente me van mostrando que voy bien, la ruta que sigo esta libre, la tarea la realizo en tiempo y forma y hasta parece que ante cada logro una estrellita se me coloca en la frente, lo atestigua el Padre Dios. Obvio que en este instante la alegría de vivir me tiene embelesada ¡bullo felicidad! Hoy en día convivo con mis hombres magníficamente, los tres sabemos encauzar nuestras vidas, sacar avante nuestras metas, respiro el respeto que fluye por casa, amo escucharlos preguntarme ¿estás bien? hemos aprendido a metacomunicarnos y eso es de valientes. “Dejar Ser” es lo más loable que he aprendido y realizado en vida, lo cual me torna auténticamente humana, es como dejar respirar la vida que me rodea. Desprenderme de una figura tosca, arisca y hasta violenta se va diluyendo lo cual me congratula porque estoy aprendiendo a crear un nuevo sistema de vida. Veo los resultados e irradio felicidad por ser tan aguerrida, entregada y alocada al ir por la divinidad desde el corazón. Me torna feliz darme cuenta de los primeros brotes de confianza que danzan en el hogar y cuando por alguna razón irrumpo en la vida de mis hombres mi corazón se avergüenza y automáticamente me disculpo frente a frente a sabiendas de que no reparare el daño, mas me aferro para no volver a cometer fechorías. Saberme capaz de responsabilizarme de mis actos me fortalece porque me desprendo de la grotesca cara de dictadora. Dicen que cuando uno cambia los demás cambian, no me sumaría a tal dicho porque de hacerlo daría cabida a experiencias ajenas a mí. Mi ruta de vida ha sido pacientemente cincelada a base de conciencia, verdad y realidad peldaños escalados por pura voluntad y continuare hasta la eternidad. Soy Consuelo y aprecie que llegaras aqui.

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