Alienada

Por muchos años me sentí alienada, excomulgada de mi propia tierra, ajena a mi propia vida hasta el grado de sentirme en completa soledad. Han sido los designios de eones de tiempo, de búsqueda, fuerza y constancia quienes me han rescatado de tan desagradables sensaciones. Ha sido el Mensajero Supremo quien me ha salvado de las tinieblas para restablecerme en mi propia morada de Luz, Conciencia, Verdad y Amor. En pleno siglo veintiuno suena irreverente mencionar al Mensajero Supremo, se de su presencia dictándome magistralmente como iluminar mi camino, sensaciones indescriptibles desencriptan lo que ha de seguir es como si supiera que hacer, a donde ir, como hacerlo, es como encender la Luz de retorno a casa, al hogar concedido en el instante de nacer. Llámesele Dios, Deidad, Divinidad o Mensajero Supremo poseo la claridad de su existencia habitándome. Sutil presencia embargándome de Luz, luz que acompasa mi respirar, pensamientos y actuaciones. Poseer Luz es como el bautismo que refresca mis sentidos en bien de valorarme, es como un darme cuenta de mis actos ¿son nobles o van cargados de prejuicios? Poseer Luz es sentir el aire que respiro ungiendo mis sentidos para dar fe de ¿me estoy extraviando, divagando o saneándome? Cuando fallo me redimo de corazón jamás lo hago por sometimiento o inconsciencia, me redimo a la Luz de mis actos para reparar mis errores. Comulgo llevándome a la boca el pan de la vida que destila sabores de bienestar, comulgo con la pureza mental que otorga a mis sentidos serenidad y un mar de tranquilidad, regalos del Mensajero Supremo quien va dejando huellas  que voy siguiendo por el camino que me traza. Hoy en día mi soledad no es un exilio, mucho menos un enemigo, exiliarme es lo mejor que me ha sucedido porque me obliga a escalar dimensiones a puro pulmón, por pura convicción, aferrada a la bondad, gratitud y misericordia. El fin es dejar de lacerarme con telarañas que enmohecen mente y corazón. Enajenación y soledad son mis mejores aliados porque cuando me atrapan me obligan a encender la Luz de la Conciencia. Ciertamente puedo estar entre tinieblas, pero el hecho de estar Conciente me rebela la Luz para no extraviarme, hecho que me mantiene embelesada para no dejar ir ninguna oportunidad de transformación. Voy aprendiendo, viviendo, sintiendo y redimiendo mi vida con productivas acciones que me mantienen ocupada permanentemente. Primeros pasos de regreso al Padre, a la Madre y la Mente viviente. Empecé a escalar hacia ellos en cuanto me di cuenta que había caído, caídas que no son fortuitas son efecto de haber vivido décadas de inconsciencia de mi esencia, de mi presencia hoy ya no me asusta caer por el contrario me revitaliza porque a mayores caídas mayor toma de conciencia. Endulzo mí vida de sutiles aromas de bienestar, aceptación y serenidad para vivir en plena consagración y no es palabrería es el resultado de días decantados de cantidad de vivencias, hechos que vivo a profundidad a veces pienso que es una locura, pero estar conciente de los milagros que voy gestando es como hilvanar trozos de mi existencia para ser restablecidos. La Verdad solo se puede mirar a través del cristal de la mirada y mi verdad posee kilómetros y kilómetros de camino recorrido, no me recuerdo una mujer mentirosa empedernida, me recuerdo mentirosa por pura inconsciencia y no es justificación es redención hacia la Verdad. Si en el pasado mentía, en el presente rectifico de inmediato expresando; -estoy mintiendo- y lo digo en voz alta y fuerte hacia quien deba ir el mensaje para purificar mis entrañas practica que practico me encuentre donde me encuentre y se siente tan bien rectificar para dar cabida a la Verdad que solo un corazón dirigiéndose a la fuente de vida es capaz de comprender la valia de enmendarse. Me enaltece mi  riqueza conceptual hasta el grado de saber que Dios es amores bondad infinita, misericordia interminable, es sabiduría inagotable, posee un carácter excepcional y vivir abrazada a su infinitud aclara y reafirma mi razon de pertenencia, existencia y unidad universal.

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