Dios tiñe
Dios tiñe. Asi como las tinturas de buena calidad que se consideran genuinas tiñen la tela, lo mismo ocurre con mi alma, divinamente Dios va tiñéndome de mi verdad, genuinidad y origen solo requiero mantener encendida la chispa divina que me habita para continuar con tan loable labor de transformación espiritual. Me dejo teñir por Dios porque confió en sus tinturas inmortales, permito ser sumergida en sus aguas cual bautismo que da nuevo colorido al aura que celestialmente voy configurando, destilando y propagando por la vida.
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