Escuchar a la vida

Así me siento hoy en día; millonaria, plena, feliz, contenta. Gracias al escuchar a la vida, gracias al abonar a mi banco personal, gracias al vivir el instante. La única forma que tuve para capturar el instante del como uno llega sentirse millonaria fue mediante una trivialidad callejera. Callejera porque encontré en una calle x un artículo que me recordó el pasado. Fue la casualidad de la vida quien puso entre mis manos el secreto de la felicidad; fluir, solo fluir. Fue tal la alegría del instante que hasta contagie de felicidad a mis seres amados. Escuchar a la vida es como abonar a mente corazón y alma acciones de valía espiritual, lo tengo perfectamente identificado, alineado y concretado. Identificado porque se perfectamente cuando me desarticulo actitudinal o emocionalmente, evado responsabilidades o ando de quejumbrosa. Sucede en distintas situaciones e incluso cuando se presentan por la ventana del alma momentos indeseables, es entonces cuando me siento, escucho y me atiendo de inmediato por pura salud espiritual. Atender de inmediato me significa abonar estabilidad al corazón, centrarme y serenarme. Si mi rosto denota descontento, desagrado o ira abono a mi cochinito de barro monedas de entereza e inteligencia para restablecer el corazón, es mi forma de recuperarme cuando me descompongo espiritualmente. Alineo mi vida escuchando los mensajes que la vida me envía, percibiendo y latiendo lo más establemente posible. Es mi respirar el día a día y lo hago para no olvidar como se obtienen dosis de alegría y serenidad. Ahora lo sé, ahora lo vivo. Mi banco emocional reboza de felicidad porque conoce el secreto de mantenerse al tope de liquidez. Hoy en día la tristeza rara vez toca las puertas del alma, rara vez sale una lagrima de estos ojos por el contrario la mirada denota lucidez, apacibilidad y una basta sensación de satisfacción por saberse alineada con la vida. Alineé mi vida con el silencio, logro obtenido después de infinidad de intentos por serenar la mente. Urgía callar el ruido mental que provocaba tensión a la cabeza y desarticulaba el corazón. Cuando esta mente entro en sosiego prácticamente vino a consagrarme la lucidez, la toma de conciencia y la aceptación de lo que soy. Entonces, solo entonces encaje con la vida. Tremenda aportación realice a mi banco personal y me siento orgullosa de el porque es un hecho que me reditúa genuinidad, solvencia y credibilidad. Amo saberme capaz de alinear mi vida por el simple hecho de escucharla, percibirla y amarla. Una mente saludable se percibe porque irradia serenidad, contagia luz y empatía. Alinearme con la vida es como bañarme de dicha, me acontece últimamente y lo gozo a tal grado que me mantengo alerta para no perder tan exquisita sensación. Cuando escucho a la vida potencio mis capacidades, creo de la nada, hago maravillas con unos cuantos recursos y hasta soy capaz de tocar otras dimensiones para atender su llamado. Aseveraciones que concreto, las torno realidad lo atestigua la solvencia que poseo y lo genuina que soy al mostrarme tal, cual. Concreto todo, no me agrada hablar a medias, me doy perfectamente cuenta de lo grotesca que me leo, pero solo así me confirmo, no es rigidez es el efecto de la triada que he venido trabajando; escuchar, percibir y fluir. La credibilidad aún me mantiene en alerta roja, situación que trabajo responsablemente y no es una cuestión de creer en mí, es un asunto de conducta, ocultamiento o mentira. Aun miento, es un hecho que me resta credibilidad, por ello lo trabajo incansablemente para no replicar tan nefasta conducta. Cuando hago tales fechorías la cara se me cae de vergüenza, una fea sensación me invade y en automático me obligo a rectificar para no sentirme tan mal, es la vida colocándome en el banquillo de mi realidad.
Escucho a la vida viviendo el instante, estando conciente y amando lo que elegí vivir. Estoy conciente de tan burbujeante felicidad que corre por mis venas y me afano por no empañar tan loable adquisición que solo me reditúa alegrías.

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