Ofrenda

Ofrenda a dos almas que en vida fueron parte de mi vida, en muerte son espiritualidad intercediendo, protegiendome y guiándome.
Hoy Consuelo ya no coloca ofrendas porque las almas a las que en antaño ponía ofrenda y ame profundamente, hoy habitan este corazón. Hoy tengo la fortuna de observar a otra alma colocar la ofrenda a su mama y hermana, mujeres que recién partieron. 
Hoy soy testigo del profundo amor que un hombre prodiga a dos mujeres que son parte de su vida. Si existe alguien que me demuestra la esencia del amor incondicional es el
El ritual que mi marido despliega para poner ofrenda a su mama y hermana es de tal entrega que conmueve mi corazón, me recuerda los tiempos cuando Consuelo ponía ofrendas a sus ángeles. Convencida estoy que ellas, ya son sus ángeles y como tal se lo expreso. El día que el descubra que tanto su mama, como hermana habitan su corazón las ofrendas serán un dulce recuerdo del amor y entrega que les prodigo en vida.
Desde el día que determina poner su ofrenda incluye a mi madre y hermano. Es loable saber que recuerda a las almas que formaron parte de mi vida. 
Mente, cuerpo y alma se iluminan en el al colocar en el punto exacto los gustos terrenales que tenían las almas a quienes coloca la ofrenda. La coca cola de su mama, las naranjas de Juanis consumidas en jugo, la cerveza de mi Tom, el cigarro de mi madre.
Al final ambos nos sentamos a recordar a nuestros muertos, contemplando la ofrenda, es tal nuestro regocijo que a eso lo llamo amor por las almas que habitan nuestro corazón.





 

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