Inteligencia

Si descartes asumia que para ser inteligente se precisa de voluntad, asumo que si deseo ser inteligente la voluntad me deberá abanderar. Asumo que se trata de activar, entrenar y usar mis capacidades por pura voluntad, hecho que circula por mi sangre, situación que nace de mi fuente de vida, hecho que es un hecho. Siempre he intuido, sentido y poseído voluntad, luego entonces para incrementar mi inteligencia requiero enfocarla hacia estrategias que habiliten mis capacidades, cometido que tengo en la mira, que vengo practicando, afinando y fortaleciendo. Requiero de mayor empeño y voluntad para enfocar capacidades hacia todo tipo de tareas que ejecute sean lógicas, creativas e inventivas y en eso estoy. Me demandó voluntad, disciplina y entrega para desarrollar el músculo cerebral. He establecido espacios de tiempo para practicar, ejecutar y crear desde cero con este cerebro. La meta es poner en acción la totalidad de mis capacidades cerebrales. Aplicó voluntad a toda intención, desde el planchar hasta el crear, proceso toda en intención en habilidad sea lógica u operativa. Mis deseos se tornan realidad cuando despliego energía neuronal, mantengo el foco encendido y operó hasta concluir todo tipo de tarea. Al observar, analizar, sintetizar, sistematizar, generalizar, concretar, comparar y diferenciar activo mis neuronas, procesos que nutren esta inteligencia, activos que aplicó día a día a cuanta tarea surja por mi paso, procesos que canalizo meticulosamente a mis ocupaciones. Observó con detalle lo que hago y si el descuido de pronto me irrumpe retorno a analizar lo que hice mal. Busco el error, observó y reaccionó hasta concretar el resultado. Soy experta en ir paso a paso hasta el grado de sistematizar mis cometidos. Tiempo atrás actuaba descuidadamente, ahora inicio detalladamente y concluyó con acciones bien ensambladas, practicadas y observadas actos se han convertido en mi alimento para nutrirme de inteligencia. 
Aplicó inteligencia…
Cuando me siento a escribir mi cerebro exige capacidad neuronal para delinear sentimientos, hechos, acciones e intereses, lo cual me demanda inteligencia para ir tejiendo letra a letra, al concluir analizo el contexto, observó el entretejido del sentir, miro la idea en el lienzo de letras, el sentimiento o la vida misma. Aseguro la cadencia de los textos para dar originalidad al escrito. Aplicó el escrutinio para sistematizar el compendio del contenido hasta quedar satisfecha. Premura, dejadez o descuido surgen en algunos escritos a falta de capacidad cerebral, energía o voluntad, cualquiera de las tres situaciones llegan a suceder lo constatan los errores, omisiones, duplicidades, incoherencias u ortografía alojada en mis escritos por ello me empecino en el escrutinio de la estructura de mis letras, hecho que me cuesta, me da flojera y a veces evado, es la voluntad quien me rescata para retornar a corregir el cometido. Retorno a aplicar neuronas a lo que escribo. Mi pecho se engalana, se viste de orgullo y queda satisfecho cuando concluyó un escrito hecho con entrega, cuidado, paciencia e inspiración. Es la inteligencia moviéndose a través de mis letras.
La inteligencia siempre me pone en tela de juicio durante mi rutina diaria. Al ejecutar una actividad doméstica o salir de compras, haga lo que haga o diga siempre me demanda capacidad. Antes toda me atolondraba por no prestar atención a la tarea, hoy aplico agilidad mental para moverme inteligentemente fuera de casa.
Si de emprender una idea se trata mi inteligencia se pone a prueba porque demanda a mi cerebro investigar e investigar para echar a andar algún proyecto. Toda idea que pretendo activar me exige analizar posibilidades, sistematizar opciones, aplicar una metodología, congruencia al desarrollar el proyecto, entretejer múltiples acciones hasta el punto de concretar la idea para luego soltarla al escrutinio y para cuando eso sucede me topo con la opinión de; -eso está viejo, no funciona, busca algo diferente, emplea nuevas formas, no sirve-. Así de cruda es la realidad de una idea cuando se pone en el banquillo del escrutinio. Lo increíble en esta mujer es que ninguna opinión acerca de alguna idea que exponga al escrutinio me ha decepcionado, detenido, mucho menos devaluado lo realmente valioso es que me he atrevido a encender ideas, enfocarlas, practicarlas hasta el punto de irrigar neuronas y lo seguiré haciendo gracias a encender cerebro, corazón y alma para poner en marcha cuanta idea brote de mi.
Emprender un negocio son palabras mayores porque se precisa de altísima voluntad, no es una cuestión de tibieza, es una feroz búsqueda de capital, creatividad, innovación y por supuesto inteligencia. Emprender un negocio es entrar en la jauría de la economía donde el dinero es lo que importa. Los múltiples intentos que he realizado por tener mi propio negocio me lo ha demostrado lo valioso es que no he claudicado.

Creatividad es mi palabra favorita, Ser creativa es mi talón de aquiles. Me excedo abordando la palabra creatividad y me quedo corta cuando de ser creativa se trata lo atestiguan los intentos de creatividad. Cada vez que me propongo crear para compartir siempre caigo en el tradicionalismo cuadrado, tremendo pendiente que tengo por resolver. Cuando uno posee el conocimiento de lo que es la fundamentación creativa uno se desenmascara por uno mismo, lo sé porque tengo la bibliografía de lo que significa creatividad en el cerebro pero me hace falta serlo. –Una cosa es saber y otra ser–
Innovar me encanta, me fascina plasmar la emoción del instante a instante empleando todo tipo de chunche, desperdicio, artículo o material que encuentro por casa. Es la trivialidad apoyándose de la inteligencia, el resultado demuestra voluntad, entrega e inteligencia. No me califico, evidencio los pasos que voy dando para habilitar mis capacidades y ser más inteligente.

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