Ligereza / Pesadez

Es tal la ligereza que siente esta mente que no sabe por dónde iniciar a escribir. He pasado más de una semana experimentando ligereza / pesadez para delinear con cierto acierto ambos términos enfocándome en mente, cuerpo y alma, aunque no alcance a discernir perfectamente tales conceptos poseo la certeza del cómo se siente la viveza o la incomodidad en esta mujer. Antaño no prestaba atención a la pesadez, mucho menos a la ligereza solo sabía que me encontraba de malas o de buenas. Si era de buenas, bien por mí, si era de malas nada hacía por solucionarlo sencillamente pataleaba o andaba furiosa por doquier sin ayudarme a disminuir la ira, desesperación o frustración, ni una pizca de intención se vislumbraba en mi para buscar el origen, como sanar o retornar a mi estado natural sencillamente vivía la vida con tal pesadez que me ahogaba en ella. Afortunadamente esos tiempos son pasado y como tal se quedan. Hoy poseo la gracia de ser mi propio laboratorio y cuando digo “mi laboratorio” digo; -experimento conmigo- -trabajo conmigo- -hago alquimia conmigo- -experimento ligereza / pesadez-. Hoy se cuan laborioso, virtuoso y glorioso es Ser mi propio laboratorio, se cómo es escalar peldaño a peldaño para sanar mi estado espiritual, mental o corporal, intenso trabajo que he venido realizado respiro a respiro. Ser mi propio laboratorio me demanda observarme, analizarme, darme cuenta, aceptarme, corregirme, indagar y propiciar cambios desde mi fuente de vida hasta el punto de hacer alquimia conmigo. Quizá deje por ahí escritos donde abordaba términos sin conocimiento de causa, es decir escribía por escribir o porque se leía bonito irreverencias que por aras del destino me instalaron en el descubrimiento, la comprensión y la sensatez aventurándome a conocer la raíz del origen, obligándome a mirar, sentir y vivir diferente hasta el punto de vibrar espiritualmente. Cambios que me está llevando hacer alquimia conmigo cuando es urgente, necesario o por salud, sea cual sea la situación hago alquimia conmigo cuando la pesadez invade mi alma. En este instante siento tal ligereza que mis dedos van siguiendo el dictado del corazón intentando detallar como se siente la pesadez. Ayer la pesadez se hizo presente a lo largo de mi día y a sabiendas de que sabía que escribiría acerca de ella, religiosamente la recibí con altísima conciencia, ecuanimidad y contenta expresando a Dios -gracias padre, justo la pesadez que me llega en este día me permitirá dar un salto hacia TI- Concluí el día y supere la pesadez, pero pesadez en serio, de esas que no se pueden narrar pero que a uno lo dejan en calidad de hilacha, al punto de ahogarme. Cuando uno da por concluido un mal rato, nuevos eventos de pesadez se presentan cual si vinieran formaditos en fila uno a uno, uno a uno. Y uno a uno los fui recibiendo con los pies bien imantados a la tierra, sostenida de altas vibraciones, aferrada a la conciencia, en equilibrio, esquivando la pesadez. Al cerrar el día poderosas sensaciones de ligereza experimento mi alma, experiencia divina, tan divina que en este instante mi alma reboza de satisfacción por aprender a dar el tratamiento adecuado a este espíritu cuando la pesadez me llega por doquier. Ligereza y pesadez son polos que se viven irremediablemente no hay escapatoria de ellos más la vida me ha dado el secreto para evadir, librar o saltar tan bajas densidades, el secreto reside en instalarse en alta vibración y dejar pasar tan nefasta sensación. Cuando comprendí la polaridad de la vida me propuse vivir pacífica y equilibradamente, cultivando mi fuerza interior dejando pasar aquello que nubla la existencia.

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