Traicionera
El titulo recién surgió, caminando cerca de casa, como surgen la totalidad de los títulos que voy dejando en este blog. En el instante que el título se prendió de mi mente automáticamente me dije; -es lo que sigue, es lo que debo escribir- Cual chispazo de vitalidad el título me dijo mi verdad, me coloco en el banquillo de los acusados para apuntar lo que se esconde en mis cavernas, lo que no quiero reconocer, lo que me avergüenza decir. Lo que menos deseo es ir por ahí dejando testimonios de purificación, sanación o espiritualidad y que muy dentro de mi anide la traición sería un reverendo ocultamiento de lo más putrefacto dentro de mí, me horroriza y pone temblar mi corazón por haber sido tan, pero tan malvada en el pasado. Esto no es una práctica, reconocimiento, evidencia o valentía para poner en contexto lo que un día hice con otra alma; traicioné y estuve a punto de volver a replicar tan densa conducta en casa. Gracias a Dios no lo hice. Escuchar este título en mi cabeza para ser escrito justo en el instante de salir a caminar me revitalizo a tal grado que no cabía de alegría y no por lo que un día hice, por lo increíble que se siente sentir la luz dentro de UNO dándome chispazos de conciencia que me decían -te falta por reconocer que traicionaste- los colibríes me rodeaban, el pájaro azul cantaba estruendosamente para que le prestara atención y el grandioso espíritu rojo surgió de entre la nada para dejarse mirar por mí y darme una palmadita al corazón como diciéndome -estas en el camino correcto- cantidad de señales me iban acompañando por el hecho de tener en la cabeza el título que debía escribir; traicionera. Efectivamente hace años traicione a un alma quien con su pecho sano me dijo –Chelo dame chance de ir a dormir, estoy muy cansada- a lo que respondí claro Luz del Carmen no hay problema. Pero si abría problema, porque pasados unos minutos fui de chismosa a delatarla. Vuelvo a recordar el evento y no hay justificante de mi traición, es real y se quedó anidando en mi inconsciente hasta el día de hoy que me atrevo a expulsar tan cruel acción. Y lo hago porque recientemente estaba en casa a punto de volver a cometer la misma acción pero algo en mi corazón me alertaba, me advertía, me contuve y reflexione –eso es traición- Reflexión que me llevo a evocar el pasado y sentir la maldad que un día vertí sin consideración alguna. Una reflexión y una caminata impulsaron mis dedos para sanear lo que se estaba pudriendo en mi fuente de vida, exponerlo no es para curarme es para redimir mis maldades, para darme cuenta del grado de inconsciencias que fui vertiendo por tan sagrada tierra. Si en este instante jurara que jamás vuelvo a traicionar a otra alma automáticamente me estaría traicionando porque uno nunca sabe lo que le depara el destino solo la lucidez será la lampara que atestigüe mis actos y en el instante que intente traicionar, maldecir o manipular otra alma el corazón se agobiara de tremendos dolores internos, conozco el dolor emocional y no deseo volver a sentirlo.
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