Segura

Vivo segura, confiada y bendecida. Estoy segura y confiada porque he llegado al punto de dilucidar la raíz de la “Seguridad”. Sentir el aire que respiro, pisar con aplomo, fuerza y energía la tierra que camino, recibir las estelas de luz que alumbran mi caminar, aferrarme al magnetismo celestial, rodearme de un aura angelical es para mi "Seguridad". Sentirme segura es el resultado de trabajar incesantemente armonía, concordancia y correspondencia en mi fuente de vida. He llegado a comprender, emprender y replicar increíbles recursos que me mantienen en la cumbre de la seguridad y la confianza. Confió, claro que confió en mí. Sentirme segura es el resultado de abrir brecha a mi alma para vivir en paz. Sentirme segura es el resultado de mis actos espirituales, materiales y corporales labrados a pulso por esta mujer. Vivir en sobriedad es mi fortaleza levantada ladrillo a ladrillo, fuerte que protege alma, corazón y espíritu.
Son los hechos que vivo en el día a día quienes avalan la seguridad de la que hablo como la simpleza de fregar un trapo de cocina, segundos de vida tan efímeros que ni una pizca de inseguridad siente mi alma al estar en casa, instantes que aprovecho para fortalecer mente y espíritu meditando bajo la simpleza de hacer limpieza mas no es la misma sensación que se siente cuando de salir de casa se trata pues de vez en cuando una sensación incomoda de inseguridad me aborda. De joven mi caminar por la vida era apacible, taciturna y sin problema alguno afortunadamente he vuelto a recobrar tan bendita sensación de seguridad cuando me siento titubeante. Hoy al salir de casa alerto mis sentidos, acciono mis radares de energía, me centro en la respiración, elevo el espíritu en conciencia y por supuesto vibro saludablemente. Me siento segura dentro o fuera de casa gracias al ser proveedora de mi propia luz, poseedora de salud mental, espiritual y corporal. Me siento tan, tan segura al salir de casa que casi puedo afirmar que sea la hora que sea la luz de mi conciencia es el farol que guía mis pasos lo afirmo porque lo siento, lo vivo y lo replico.
Cuando era joven la seguridad no me preocupaba, vivía la vida cual rio que fluye sin impedimento alguno por supuesto que era otra década lo cual no quiere decir que no existieran inseguridades por el contrario la inseguridad siempre a anidado en la humanidad, sea la época que sea, depende de uno labrarse el camino de paz y  seguridad. Comprender, mirar, descubrir y alejarme de toda inseguridad es mi secreto  para vivir confiada y contenta sean los tiempos que sean.
El miedo que paraliza el alma fue la principal agonía de inseguridad que se gesto por largos años en mi alma fracturando mi corazón. Gracias a tal agonía resolví tan desgastante enfermedad mental en la que me hallaba sumida y extraviada. En este instante ni una micra de intención nace en mi corazón para detallar como me paralizaban las inseguridades, sin embargo brota del alma el orgullo por saberme protagonista, edificadora y creadora de mi propia seguridad viva los tiempos que viva. Lo afirmo y lo confirmo.






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