Preocupada

Aun y cuando el rostro denote serenidad y no semeje ni una gota de preocupación lo real es que he estado preocupada, tan preocupada que solo la gracia divina me ha sacado de tan tremenda situación. Ha sido el tiempo, los aprendizajes, la sabiduría, espiritualidad y fe quienes me han llevado de la mano para comprender, vivir, sentir y aprender de una preocupación se muestre como se muestre. Contrario a devanarme la existencia o entrar en ansiedad he aprendido que toda preocupación es meritoria de ser aprovechada al máximo, si se desea una real transformación.
Desde que tengo uso de razón las preocupaciones han sido parte de mi. Con el correr del tiempo uno detecta aquellas que mas impactan al corazón como la perdida de mi madre, hecho que hube de superar, el tiempo alivio el dolor o quizá fue la aceptación de una perdida. Muchas fueron mis preocupaciones estando ella en vida, mas he de reconocer que poco estuve cerca, fueron hermanos y hermanas quienes conocieron a flor de piel lo que era vivir con la mujer que me dio la vida. Cantidad de oportunidades se me presentaron para aprender a superar una crisis, tristemente deje pasar muchas de ellas, no aproveche una partida para crecer espiritualmente, mental y físicamente solo me desgaste, desmejore y hasta enferme. 
A los pocos años una preocupación mas me cimbro; la perdida de un hermano fue tal la conmoción que no aceptaba su deceso, aunado a ello cantidad de infortunios salieron de la caja de pandora propiciando terribles preocupaciones, desgastes y hasta violencias familiares. Quizá era mi destino cruzarme por el camino de almas donde no era bienvenida pero había que estar ahí. Acepte su partida cuando sentí su presencia, cuando capte lo etéreo de sus mensajes. El me inicio a intuir, percibir, sentir y recibir su presencia. Se convirtió en mi guía cuando capte su presencia espiritual. Primeros indicios de lo que seria mi camino hacia el plano de la divinidad.
Cuando alguien de la familia enfermaba, atravesaba desavenencia o infortunios me preocupaba pero solo era eso "preocupación" pasada la crisis la vida tomaba su cauce, la preocupación quedaba en el olvido y no por falta de empatia por saber a mi familia envuelta de  bienaventuranzas. Nuevamente nada aprendí de una preocupación.
Prácticamente desde que lo conocí supe que con el viviría preocupaciones, alegrías, tristezas, enojos, desavenencias, infortunios, fracasos, perdidas batallas de vida atravesadas bajo una comunión espiritual. Ni una boda civil, religiosa o de cualquier índole me han dado lo que una comunión espiritual fue capaz de hacer con dos almas cuando se unen por voluntad propia y están dispuestos atravesar de todo; "hasta la muerte". Amo a este hombre porque juntos hemos aprendido atravesar la vida tomados de alma, cerebro y corazón.
Múltiples llegan a ser las preocupaciones que se tienen acerca de un hijo. Y si uno no se encuentra conciente, alerta, receptiva y activa uno simplemente se extravía entre el dolor, la ansiedad o  la desesperación. Una preocupación hacia un hijo llega a ser de tal grado que si no se posee poderío interno uno se bloquea, se sabotea y hasta se enferma. Uno debe empoderarse para empoderar a otra alma, si se quiere salir del  atolladero que se viva. Cantidad de preocupaciones he vivido a lo largo de mi vida y ninguna de ellas aproveche en bien propio y de mis seres amados, solo replicaba el dolor, el desgaste y la obscuridad que nublaba mis sentidos hasta que llego una fuerte preocupación hacia mi hijo, una preocupación que sacudió mis sentidos, fue entonces cuando aprendí a aprovechar una crisis. Y aprendí, claro que aprendí lo ratifico satisfecha, radiante y hasta contenta gracias al dolor tan profundo que hube de enfrentar. El solo recordarlo me enorgullece, contrario a temblar de miedo, aprendí que toda crisis es meritoria de ser aprovechada, no es momento para  encomendarme, poner buena cara, rezar o apanicarme, es cuestión de entregarse en cuerpo y alma para encontrar salidas, soluciones y resoluciones hecho que me alecciono, además de los múltiples aprendizajes que viví con mi hijo. Redireccione mi hábitos, ataque mis preocupaciones, equilibre mis sentidos y por si fuera poco acepte que mi hijo, aun viviendo su propia crisis, enseñara a su madre a Ser mejor persona. Observe increíbles dones en un ser amado viviendo su propia crisis, respete sus decisiones, instrucciones, aprendí a dejarme guiar, me enseño a dejarlo Ser, cuide mi lenguaje, erradique mis arrebatos, deje de ser entrometida, me enseño a dejar de preocuparme y ocuparme a cultivar actitudes y pensamientos saludables. Realmente aproveche una crisis muy cercana a mi hijo. Convencida estoy que para cuando llegue a vivir otra crisis el sacare el mayor provecho hasta el punto de empoderarme de  sagacidad, inteligencia, autodominio y salud espiritual.

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