Labor
Trabajar, producir, laborar, crear, idear, obtener bienes es realmente una bendición. Lo atestiguan las múltiples acciones que van dejando huella de mi búsqueda por un bien monetario. Lo demuestra el pliego de productos que se han visto sometidos a una indagación, investigación, ensayo, prueba, error y mil acciones más. Lo realmente valioso de la labor que uno hace para obtener un bien es el trasfondo de alma y espíritu que uno le impregna a cada acción. Amo mis actos acompañando a otra alma en vías de encontrar su propia ruta de labor.
La cabeza siempre me retorna a mis
orígenes, en especial cuando de hallar una ruta para comercializar un bien se
trata. Fue hace dos años cuando surgió la idea, mi hijo y yo fuimos hasta mi pueblo por un producto para
vender en línea. Divina experiencia que aproveche al máximo, el solo pisar la
tierra que me vio nacer me dejo impregnada de fuerza y tenacidad del significado de trabajar. Aun cuando la venta de un delicioso producto Tehuacanero no
surtió efecto me quede con el grato recuerdo de llevar en la sangre la esencia
de mi tierra.
Bolsas, si hagamos bolsas, una idea
más de esta loca mujer, propuesta que me coloco en el banco de la operación.
Labor tan, tan ardua que definitivamente me arrojo cantidad de experiencias entre ellas; nuevas habilidades para hacer las cosas bien hechas desde el
inicio. Primer producto que se agotó.
Mas allá de encontrar un producto
clave para obtener un bien; cerebro, corazón y espíritu se unificaron en esta
mujer desde el arranque de una nueva aventura. Sabía que sería una labor
cargada de intentos, pruebas, ensayos, errores, sería una ruta de trabajo
cargada de desacuerdos, ira, expectativa, descontrol hasta el punto de desear
soltar el proyecto, hecho que contrario a claudicar o mirarlo desagradable,
rendirme o imponerme me enseñó a comulgar con mi hijo, me traslado a conocer lo fea, solidaria o impositiva que puedo llegar a ser. Si me pusiera a detallar la
carga del pasado, respecto a lo que vivimos madre e hijo, sencillamente no
estaría aquí plasmando tan exquisitas experiencias de un trecho de vida que se
inició hace dos años y que hoy en día nos mantiene en una conexión espiritual, de
respeto y apertura de otra naturaleza.
Hoy en día acompaño a mi hijo en su labor para obtener un bien y aunque expresa que es de los dos, sabedores somos que ambos poseemos nuestros propios intereses, yo por mi Crece Bebe y él por su Quetzals.
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