Pasos Espirituales

Pasitos, pasitos diminutos hacia la espiritualidad es mi cometido instante a instante. Y digo instante a instante porque cada respiro es un logro, una oportunidad para dar un paso más hacia la espiritualidad. Cuando tiendo a extraviarme, la pesadez me atrapa o vagos pensamientos me debilitan aprovecho al máximo tales sensaciones para impregnarme de energía y entereza, despabilar este cuerpo e iniciar el día a día. Cuando la mente se aloca por tonterías, me descubro piense que piense o la pesadumbre me invade aprovecho tan bajas densidades para estabilizarme así; me instalo en el instante, aromatizo esta cabeza de silencio y el resto sucede. Pasos que voy perfeccionando, pasos que me impregnan de espiritualidad. Ante cada extraña situación que irrumpe mi serenidad replico actos de esta naturaleza, es como dar luz a mi esencia, como dar luz a mi conciencia. Hechos que me mantiene emocionada, encantada y asombrada. Y no es una práctica cualquiera se trata de una real entrega, sin condición, pretexto o evasión alguna cuando lo hago el efecto de sentir la espiritualidad sucede. He constatado lo poderosa que se torna mi aura cuando dejo de contaminar el corazón. Soy testigo de cuan real es el resultado cuando la intensión brota del corazón. Soy una muestra viviente de saberme rescatar de condiciones altamente intoxicantes por pura convicción por ello y por muchas evidencias más no suelto mi andar espiritual. Entre más purifique esta mente, más poder logra mi corazón, poder que se traduce en espiritualidad. Soy dueña y señora de mi mente, no le permito irrumpirme, extraviarme, mucho menos sembrar desesperanzas o miedos en tan poderoso corazón y lo voy logrando pasito a pasito. Ante la enfermedad mental que me tenia al borde de la tumba, un día reflexione para decirme; −no soy merecedora de morir en vida teniendo tantísima carga genética lista para ser activada, empleada y elevada, si así lo deseo−. Tan atrevida revelación me armo de energía, inteligencia y constancia para iniciarme por la ruta de la espiritualidad, espiritualidad que voy logrando pasito a pasito. No escribo por lucimiento o para dar una definición de espiritualidad, escribo para desnudar el alma, leerme y constatar cómo voy trazando mi camino hacia la espiritualidad. Invoco energía cuando estoy abrumada, irritada o descolocada. Invoco una sublime energía para aromatizar con pureza todos mis sentidos e irrigarme de serenidad, situación que he llegado a dominar. Basta una dosis de sublime energía, hacia lo que me perturba y la luz de la conciencia me estabiliza. Soy inteligente, claro que soy inteligente, aquí arriba habita un cerebro listo para activar tantas conexiones neuronales como lo desee, lo confirma un sinnúmero de capacidades que he llegado a desarrollar gracias al fortalecimiento de la actividad intelectual que realizo en el día a día. A las múltiples acciones que emprendo le agrego intencionalidad, las cargo de capacidad, activo las neuronas aquí arriba, aun y cuando me cueste un tremendo desgaste cerebral lo logro, así quede cual trapo desaliñado lo ¡logro! El resultado es la amplia comprensión que voy ganando respecto al mundo en que habito. Gracias al ser inteligente no soy presa fácil de más de lo mismo, de paradigmas ancestrales o miedos que amenacen el corazón. La inteligencia me ha dotado de una poderosa sobriedad descorriendo la cortina de la verdad, situación que me abrió las puertas hacia la espiritualidad. Hoy en día pienso inteligentemente antes aferrarme a un milagro. Una de las cualidades que me definen y aseguran mis pasos hacia la espiritualidad es la constancia. Me aferro a ser constante y disciplinada cuando de dar estabilidad y salud mental a mi espíritu se trata. Me valgo de múltiples trivialidades para sanar, como el meditar cuando lavo los trastes, respirar profundamente cuando plancho, sentir el cuerpo cuando trapea el piso o lava el baño e incluso la insignificancia de cocinar me coloca en plano de empatizar conmigo y con otros. Me valgo de la constancia para sentir la espiritualidad que fluye en este cuerpo, aprendo a convivir conmigo y con la vida que me rodea. Cuando sumo a la constancia energía e inteligencia configuro una triada de autodominio listo para emprender una vida sana, serena y en perfecto dominio espiritual. Hoy, veo la vida con claridad, auguro con certeza, se con precisión lo que ha de continuar efecto de la luz de la conciencia. Voy pasito a pasito acercándome a la magia del poder espiritual.

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