Patrones Mentales
No es el aire que respiro quien enferma mi cuerpo, no es mi destino enfermarme, son los patrones mentales quienes abren las puertas de la infelicidad para enfermar el alma, lo sé porque el día que desconfigure mis propios patrones mentales la enfermedad en este cuerpo se evaporo. Lo logré cuando me valí de tratamientos sabios e inteligente para mantenerme en salud espiritual. Gracias a Dios me rescate por voluntad propia en pleno siglo veintiuno. Nací en el siglo veinte y expresar -siglo veintiuno- una tonelada de tiempo me cae de repente, entonces reflexiono; -cuan valioso ha sido mi crecimiento espiritual- -cuan afortunado es llegar a comprender el secreto de saber aplicar fuerzas superiores a inferiores- -cuan afortunado es llegar a comprender la paradoja divina-. Que delicia mirar por la ventana de mis letras para atestiguar que uno es capaz de brillar por gracia divina. En palabras terrenales diría que me encuentro desparasitada, desprogramada y hasta purificada mentalmente. Cuando uno comprende cómo se van entretejiendo los patrones mentales, uno descubre que basta un pestañeo para que sigilosamente, veladamente y hasta tramposamente la mente llegue anidar en la cabeza y si uno no descubre o siente su mortal veneno pues simplemente se queda para habitarnos. Llegan cual finísimos hilos invisibles para engordar la mente, salen para fastidiar el corazón y hasta el alma, nos hacen temblar de miedo, se engolosinan debilitando el cuerpo, enfermándolo, consumiéndolo y todo porque el dueño no se percata de la tremenda paradoja que lo atrapo. Es la mente parasitando el Ser, la vida y si uno no descubre cuan grave es el daño que provocan los patrones mentales, ellos pasan a ser una realidad. Desear desprogramarse demanda alta entrega y energía, no se recomienda el tratamiento para débiles de corazón, de intentarlo fracasan en automático, lo sé por qué cuando me propuse desprogramarme fallaba y fallaba hasta el punto de enfermar más mi terquedad, empecinamiento u osadía me inspiraba a continuar hasta el punto de borrar los múltiples patrones mentales que estaban allanando mi Ser. Soñar que algún día terminaran los fracasos, esperar la felicidad e incluso desear estar en paz con uno es evidencia fehaciente de un patrón mental, es evidencia del cómo se contamina uno. Uno no se percata que se intoxica al alma de falsas expectativas y lo más cruel es que UNO aniquila tan valioso Ser porque el propietario del cuerpo confió en patrones mentales. Viviendo con ellos, los patrones mentales, uno se adhiere a los que auguran éxito, prometen triunfo o dan estabilidad y si por alguna razón la inseguridad toca a nuestras puertas uno se aferra a los que prometen la protección que fulmina el miedo. Es la malla mental que fortuitamente se va entretejiendo por voluntad propia, uno va anudando mapas mentales tóxicos inquebrantables, no existe poder alguno que los desenmarañe, excepto; UNO.
Me maravilla saberme desprogramada, me provoca infinita serenidad. Una sensación de profunda conciliación recorre mi cuerpo interior, mis células bailan de alegría por la simpleza de saberme desprogramada. Fui presa de patrones mentales y es tal su entramaje que aun y cuando asevere; -no son reales- -puedes disolverlos- ellos se encargan de colocarme en el plano de la locura, y efectivamente estoy “loca” pero loca de alegría por descubrir como disolverlos. Y no por decir que sé cómo borrarlos signifique que estoy libre de ellos no, por el contrario, estoy en su mira, porque pareciera que saben, que yo sé que estoy liberada. Sus persecuciones son tan acentuadas que solo el poder de saber cómo disolverlos me libera de ellos, me mantiene a salvo de cualquier interferencia. Vivir exenta de patrones mentales no es para débiles de corazón, se precisa de una fuerte convicción para alejarse de cualquier patrón mental que atenta contra la vida. Mi marido dice que impongo, yo le digo que es un patrón mental que tiene de mí, porque si me conociera realmente sabría que he pasado cantidad de batallas para llegar al punto de no temblar, titubear o caer rendida a los pies de ningún patrón mental. Gracias a Dios me desprograme.
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