Divina Protección
Quien se ha visto envuelto por el halo de la divina protección, ha sentido la protección de Dios. Quien se ha arropado de la serena infinitud, sabe cómo protegerse del inminente peligro. Quien es capaz de lograr equilibrio mental, espiritual y corporal estando entre la destrucción conoce el significado de la transmutación, soy testigo de ello, he estado ahí. Ser merecedora de tales divinidades me deja atónita, consternada, reverenciado a tan suprema protección que logro sentir, recibir y concebir. Resulta indescriptible describir cómo es, como le hace uno para obtener tan preciadas joyas celestiales, basta decir que es resultado de mi terquedad por instalarme en el instante, haciendo caso omiso a toda distracción que me arrastre por el tiempo, el peligro o la destrucción situaciones que son capaces de imantarlo a uno de miedo. Gracias al aferrarme al instante he ido depurando a esta mente de frivolidades, paranoias, engaños o temores logrando sanearla, abriendo nuevos espacios aquí arriba, en mi mente, en esta cabeza. Y cuando esta cabeza esta libre de juicios o prejuicios llega el silencio, llega para quedarse. Divino afirmar que uno conoce el secreto de la autoprotección; instante, espacio y silencio triada que he configurado en aras de mi propia protección. Triada que cargo cual amuleto, me mueva por donde me mueva, no lo suelto ni de noche ni de día. Amuleto que he configurado a base de paciencia a través de los años en aras de escapar de la polaridad que enferma a la humanidad. Parece una locura decir que una triada intangible es mi amuleto, pero solo quien llega a la cima del poder e irradiación conoce la efectividad de su protección. Cuando uno concibe y comprende los efectos de tan poderosa triada, uno la aplica para elevarse por encima de las fuerzas destructivas aquellas que atentan contra la vida. Se precisa de temple para su ejecución, de conciencia para su expansión y de altísima pureza para la disolución de todo mal que a uno le rodee. Sucede en cuestión de microsegundos, no es una situación para pensarse. Hacerlo dista del escribirlo y me enorgullece saberme poseedora de tales capacidades que configuran mi amuleto. Me congratula saberme poseedora de pilares que he ido construyendo a lo largo de los años; instante, espacio, silencio. Cuando es necesario aplicarlos y expandirlos lo hago para salir de densas situaciones, para cuando me libro de males o malestares me maravilla el efecto de mi amuleto hazañas que logra esta mujer estando al vilo del peligro. Si en otro tiempo alguien me hubiera dicho que activara tales andamiajes; instante, espacio y silencio cual amuleto de protección lo tildaría de loco y hasta irreverente ¿por qué? como activar algo que no veo, no toco, ni puedo agarrar para protegerme, más cuando uno ya conoce el entretejido humano, uno conoce el secreto del éter de la vida. Y por supuesto que no describiré en que consiste porque ente el mínimo intento por hacerlo corro el riesgo de ser atrapada por la maldad. Muchas vidas me demandaron para llegar a conocer el secreto de la felicidad y ahora que poseo el amuleto poseo la felicidad.
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