Oportunidad de Vida

Instante a instante detecto mis oportunidades de vida y de entre todas ellas atesoro mi respirar. No hablo del respirar por respirar, hablo de la tremenda responsabilidad del RESPIRAR conscientemente.

Mi primera gran oportunidad de vida sucede al levantarme de la cama, sucede al abrir los ojos. Al despertar me aferro a mi respiración para no permitirle a esta mente ningún tipo de contaminación, hablo de no permitirle invadir mis células con ningún pensamiento malsano. Me concentro en mí, me torno presente hasta lograr estar consciente. Grandiosa oportunidad de vida que no suelto ni de noche, ni de día.

Cuando de activar las neuronas se trata me torno aguerrida para incursionar en el autoaprendizaje. Hablo de encauzar ideas, analizar contenidos, activar nuevas habilidades, echar andar lo aprendido, perfeccionar las posibilidades e ir más allá de lo aprendido. Es requisito replicar una y otra vez lo que quiero concretar, es agobiante y hasta frustrante cristalizar la idea, más la experiencia me ha mostrado que lo he logrado cuantas veces me he dispuesto activar mis neuronas. Replico la tarea hasta lograr mirarme satisfecha de lo que forjo sea un escrito, una transmisión, un diseño, una edición, una investigación, un guion y mejor le paro porque caería en la egolatría. Tareas que voy concretando pasito a pasito. ¿Acaso eso no es una tremenda oportunidad de vida?
Cuando de ir al mercado, realizar pagos o proveerme de víveres se trata, es justo cuando suceden oportunidades increíbles porque contacto a flor de piel con la vida. Desde que pongo un pie fuera de casa me aferro al silencio, no acepto ningún pensamiento ajeno, mucho menos premura, y si el tráfico es intenso, desgastante o encuentro obstáculos, justo en esos instantes me prendo de mis vibraciones a mas no poder, frecuencias que dejo correr por todo el cuerpo, en otras palabras, me conecto con mi esencia y de ahí nadie me saca. Me centro en las tareas a ejecutar independientemente de lo que suceda a mi alrededor lo cual no quiere decir que me comporte hosca, evasiva o rígida por el contrario aprovecho tan tremenda oportunidad para centrarme y contactar con la vida a un nivel de espiritualidad. ¿Acaso eso no es una tremenda oportunidad de vida?
Veo, siento y celebro tan grandiosa oportunidad de compartir mi vida con las almas que elegí para sonreír, llorar, pelear, reencontrarnos y santificarnos.

Oportunidad de vida es hacer fila para realizar un trámite, una solicitud, una aclaración, una consulta hacer fila es parte de la vida. Haciendo fila vivo la vida a pleno pulmón porque tengo la oportunidad de concebirme como un alma entre millones de almas haciendo fila. Es tal la oportunidad que contrario a rechazar el hecho de hacer fila logro respetarme y respetar mentalmente a toda alma que hace fila al igual que yo e incluso comprendo a quien está del otro lado de la fila. Eso sí que es una tremenda lucidez de vida porque al final de cuentas uno es capaz de salirse de la burbuja tramitológica estando dentro de ella y sentir que todos somos humanidad. ¿Acaso eso no es una oportunidad de vida?
Mi vida cambio cuando aproveche toda actividad domestica para aprender a meditar. Cuando recién me iniciaba a experimentarlo lo concebía imposible, frustrante y hasta irritante, pero a lo largo del tiempo lo logre. Hago todo quehacer domestico en perfecta sincronía, conciencia y basto silencio y lo increíble es que sucede día a día, día a día. Aprovecho toda actividad domestica para detectar mi respiración, monitorear que mi mente se encuentre en absoluto silencio, sentir mis vibraciones subir y bajar cual rio irrigando todo mi Ser, grandiosa oportunidad de vida que aquilato instante a instante.
Uno se siente feliz, cuando se siente capaz de contribuir con un hijo, con sus intereses, sus ideas, sus proyectos de vida. Uno hace de todo con tal de contribuir con un alma, desde el adquirir nuevos aprendizajes, saber escuchar, aprender a respetar, dejar el rol de madre y pasar a jugar el rol de contribución, no entorpecer, someter con argucias, salirme con la mía, exigir, hacer lo que yo quiero, reconocer mis exabruptos, aprender a disculparme cuando obstaculizo, tolerar las frustraciones de un hijo y hasta ser capaz de no prejuiciar, criticar o tornarme indiferente ante los esfuerzos de un alma decidida a crear su propio futuro. ¿Acaso eso no es una tremenda oportunidad de vida?
Vivir conectada con el TODO y la NADA es una oportunidad única. Única porque soy parte de un universo, el cual concibo como el TODO. Soy parte de la NADA porque soy vibración, frecuencia, esencia sincronizándose que se perpetua en la NADA. NADA porque he trascendido la materia, he logrado dar un salto mental para mirar más allá de lo material lo cual es una real adquisición de vida que gesta pacientemente mi conexión con Dios. ¿Acaso eso no es una oportunidad de vida?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Barro hediondo

Cuatro palabras

Serenidad

Fuerza de voluntad