Agosto Negro

Título el cierre de agosto como negro porque requerí de una poderosa energía, sabiduría e inteligencia para entregarme, liberarme y salvarme de la cantidad de embates vividos durante agosto. Y no exagero, mucho menos desprecio o deseo olvidar lo vivido, por el contrario me prendo de ellos porque legaron a mi existencia poderosas oportunidades de SER. Agradezco haber vivido lo que estaba destinado para mí y lo agradezco tan profundamente por el hecho de probarme, calibrarme, enorgullecerme y fortalecerme con valiosas joyas ganadas a lo largo de años; sabiduría, inteligencia y energía, porque de no haber sido por ellas, en estos instantes estaría sumergida entre bucles de dolor, ansiedad y hasta desesperación. Me digno congratularme porque despido agosto y estoy de pie, enferma sí, pero de pie, efecto de tocar tan de cerca la vida y la muerte lo cual me da la poderosa solvencia para decir que en este instante estoy aquilatando la recuperación de una a una de mis células. Mi última publicación en este blog fue “ritmo de vida” por aquel entonces plasmaba lo deliciosamente contenta que me encontraba por el hecho de haber concatenado una a una de mis habilidades para hacer lo que amo, más nunca imagine que todo lo que amo hacer de la noche a la mañana se quedaría estancado hasta el día de hoy que retomo mi normalidad. Normalidad que forjo por pura convicción, que construyo a base de ensayo y error, aprendizaje, siguiendo única y exclusivamente mis convicciones. No atiendo, sigo o estoy pendiente de seguir a otros. Soy tercamente férrea para seguirme, vigilar mis convicciones, intereses, ideales y hasta sueños. Carácter rebelde que hube de colocar a un lado para sumergirme en una prioridad familiar que me demandaba vivir ambientes institucionales de tipo sanitario lo cual me exigía de una tremenda ecuanimidad. Y para explicarme iré abordando las experiencias vividas con un alma que amo quien velaba por una vida; la vida de su madre.  

Día 4

Llegaba a una clínica médica de salud pública, como acompañante de un hombre, quien estaba enfrentado la enfermedad de su mama. Desde el mes de julio había estado entregado al cuidado de ella, día y noche, por lo que acompañarlo nacía de corazón. Ya había visto suficiente dolor en él por el estado de salud de su mama y me resultaba humanitario estar ahí. Iniciaba lo que sería una experiencia memorial. Memorial porque que me fortaleció el corazón, me doto de sabiduría para sobrevivir entre sistemas sanitarios colapsados y lo más poderoso; desarrolle cantidad de conexiones neuronales para actuar inteligentemente al estar dentro una gestión sanitaria fallida.

Día 5


La paciente había sido trasladada al área de urgencias de un hospital del mismo sistema sanitario, mi marido se había pasado la noche con su mama por ser de edad avanzada e incapacitada para cubrir sus propias necesidades por lo que algún familiar debería estar con ella. Me toco relevarlo al siguiente día y así abrí paso a la infinidad de experiencias que corroborarían los amplios espectros de intereses sociales, sanitarios y políticos que se viven ante situaciones de este tipo. Un hecho que conozco por mi trayectoria de vida. Experiencia que me confirmo lo que ya sabia. Una joya para atesorarse: “saber que ellos saben que yo sé”.

Día 6

Los días pasaban, las experiencias se sucedían por doquier, la esperanza reinaba, la atención que se le daba a la paciente era rápida, en tiempo y forma aun cuando todo el sistema sanitario estaba colapsado. Ame contactar con personal tan profesional quien me explicaba a fondo el tipo de intervención que se estaba dando a mi suegra, apreciaba profundamente que me explicaran con profesionalismo que tenía, los tipos de estudios que le realizaban, como se iría sucediendo el tratamiento lo cual nos daba a mi marido y a mí una reverenda tranquilidad porque sabíamos con certeza hasta donde llegaba la gravedad de la enfermedad pero sobre todo...sabiamos que estaba siendo atendida.

Día 7

Los días pasaban y se nos informaba que se trasladaría a la paciente al hospital de especialidades para realizarle una intervención quirúrgica solo había que esperar que hubiera un lugar para ella. Se lo comunique a mi suegra y ella dulcemente asintió. 

Día 8

Vi de todo… la urgencia médica, el llanto, la hilarante desesperación, me identifique con otros familiarizares, quienes nos apoyábamos para cuidar a nuestros pacientes y hasta llegue a sentarme con un jovencito quien lloraba al que me atreví a decirle; -no nos conocemos pero tengo algo importante que decirte; no importa tu enfermedad, importa tu energía y fuerza para salir adelante, jamás me volverás a ver, ni yo a ti pero segura estoy que vas a recordar que posees energía y fuerza para sanar-

Día 9

Mi paciente ya estaba desesperada, sus dolencias se habían incrementado y aun no se autorizaba su traslado al hospital de especialidades para ser intervenida quirúrgicamente ¿Que podíamos hacer ante un colapso administrativo de tipo hospitalario?

Día 14

El cansancio ya era parte de nuestras vidas, la enfermedad penetraba por todos nuestros poros, seguíamos a la espera, las noches eran tan cansadas por estar de pie, que uno prácticamente se caía ante la cama del paciente, no había lugar a donde ir solo había que seguir esperando. Aquel día ella se despidió de mí, sabía que su hora de partir había llegado, con voz delgada y con hilo de vida me dijo; -llévate a Juana- en ese instante recordé que Juana siempre pidió que sus cenizas fueran entregadas al Mar.

Día 15

Falleció una mujer que jamás se enfermó hasta que cumplió sus ochenta y cuatro años y que por aras del destino tuvo que llegar a un hospital para entregar su ultimo suspiro a Dios. 

Día 22

Entregamos al mar el recuerdo de dos mujeres que respete a conciencia por el simple hecho de ser la tía y la abuela de mi hijo.

Día 31

Estamos en casa y los tres estamos enfermos, Consuelo, Roberto e Iván, al parecer era inevitable no contagiarse de un virus que recogimos por estar dentro de una zona  hospitalaria, mas me place decir que recupere las fuerza y estoy lista para continuar viviendo embates de la vida y por cada embate que el destino me envié convencida estoy que fortalecerá mi inteligencia para actuar asertivamente, la sabiduría para mirar desde otro espectro y por supuesto mi corazón se ha  tornado mas humano. Oro por las almas que un día tuve la fortuna de conocer y estar cerca de ellos viviendo a pleno pulmón lo que es la vida y la muerte.


Comentarios

  1. Consuelito, gracias por describir día a dia tus vivencias, duro si, pero tuviste la satisfacción de estar presente hasta el final, puede ser consuelo de tontos como decimos en Colombia, pero cuántos no mueren y ni siquiera tienen la oportunidad de enterrar sus seres queridos, y lo que es peor, mueren jóvenes que aún no han terminado su paso terrenal, hay que dar gracias a Dios por todos los beneficios que tuviste y eres una guerrera, ya seguir luchando y no dejar huérfanos a tus seguidores. Dios te bendiga

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