"Quietud"


Sentirme rodeada de quietud me transforma en un ente divino. En una mujer almacenando, prodigando y renovando pureza mental. Decirlo es fácil, lograrlo es heroico, hablo de ser poseedora de una no-mente y conciencia. Hecho que atesoro segundo a segundo. Quietud es mi bendita capacidad de entrar en un vasto océano de apacibilidad. Quietud es energía en absoluto reposo y serenidad. Es poder habitándome a lo largo y ancho de todo mi Ser, es capacidad fortaleciendo el corazón y fuerza que activa mi naturaleza. Ha sido largo y cansado el camino para declarar con convicción; “vivir en quietud es increíble” lo cual es atesorable. Cuando uno se sabe poseedora de un océano de posibilidades, uno sabe de qué recursos valerse para caminar por la vida. “Quietud” un logro más que me cuelgo al pecho. Me cuelgo la medalla del orgullo porque logre el cometido de poseer quietud en mente, corazón y alma. Lo avalan la cantidad experiencias vividas, desde aquellas que me resultan rutinarias, hasta aquellas que me son espantosamente abrasivas, ahí reside el hecho de vivir en quietud porque cuando uno posee la capacidad de resolver ambas situaciones, uno se siente gloriosa y hasta empoderada por el simple hecho de mantenerse en perfecta sintonía mental, espiritual y corporal a eso le llamo; “bendita salud”. El instinto me llevo a apoderarme de tan valioso recurso “quietud” posesión que palmo segundo a segundo porque no pierdo de vista el instante o, dicho en otras palabras; el poder del ahora. Al hecho de vivir en él ahora le imprimo fuerza cuando el ritmo de vida se torna denso u obscuro, en los instantes más críticos de mi vida es cuando empodero la serenidad, entonces mi aura se expande a tal magnitud que me permite mirar tan bajas densidades desde otro espectro. Cuando uno vive dentro de un caos impregnado de apacibilidad todo se mira distinto. Conozco el efecto de perder el control, de hecho, cantidad de veces he sido protagonista de mi propio desquiciamiento emocional, lo cual no es nada agradable por el contrario es mortal, al afirmar que poseo paz interior es porque conozco la otra cara de la moneda. Vivir en serenidad es el efecto de la constancia, la búsqueda y la entrega por conocer el origen de aquello que me enfermaba, de aquello que me arrojaba a las fauces de la ansiedad o el miedo cuando descubrí que solo se trataba de hacer alquimia con mi mente el conflicto se resolvió con el corazón y entonces todo cambio. Logre quietud en el alma al empoderar el instante, la no-mente y la toma de conciencia. Tres factores que conquiste por experiencia propia a base de voluntad y la pasión por descubrir mi naturaleza. El instante me llevo a la quietud y hasta domestico mi mente. Si, el instante fue la clave para no extraviarme entre el pasado o el futuro e incluso me aferro a el cuando todo se torna desorbitante o aberrante. Descubrí que el instante calma mi mente y sentir tan purificante sensación me motiva para no perderlo de vista, así fue como llegué a vivir en quietud. El instante me libera, me pone en acción, me cautiva para vivir lo que tenga que vivir, oportunidades que aprovecho microscópicamente. A través del instante recibo, contemplo, comprendo, escucho y no me muevo ni una micra hasta ver la totalidad del escenario entonces sucede, sucede la quietud, quietud que me lleva a reaccionar inteligente y sabiamente. No-mente, la no-mente es una conquista más, una conquista porque logre apaciguar lo que habita en mi cabeza, logre llevar a mi mente a un estado de serenidad, estado que da origen a la quietud. Gracias a la no-mente entro en equilibrio hacia todos los planos; mental, emocional y corporal lo cual me garantiza la no despersonalización, es decir no caigo en las crisis, supersticiones o bajas densidades solo me instalo en el instante y mi mente se libera de todo lo mundano para entrar en el bendito silencio permito que suceda lo que tenga que suceder. Práctica que he venido consolidando desde hace tiempo mediante la meditación. El silencio mental cura infinidad de dolencias y hasta purifica la mente, poderoso recurso que empleo para crear, idear, producir y vivir. Conciencia es el efecto de purificar la mente. Soy conciente desde que deje de pensar en atrocidades o desear el mal a otros, me libere del ciclo de esclavitud mental en el que uno cae a falta de pertenencia. Liberarme de una mente maligna y ensordecedora fue la conquista más sublime que he logrado. Afirmarlo no es una cuestión que se escriba a la ligera, es una cuestión de valentía para reconocerlo. Soy tan atrevida que me inicie a familiarizarme con mi conciencia en el instante que me inicie a sentirme, mirarme y no perder de vista mis acciones, hecho que me exigió compromiso y constancia para descorrer ante mi; pensamientos, conductas, actitudes, reacciones y hasta atrocidades para realmente ser consciente de mi vida, de mi naturaleza. Se dice fácil pero se precisa de pulso, latido y fuerza para colocarse en una altísima conciencia y dar fe del tipo de mujer soy. Hoy soy consciente, conciente de estar unidad a una divinidad superior por ello me renuevo y purifico mente, corazón y alma por el simple hecho de fluir entre sabiduría e inteligencia.  

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