Sinceridad


Al parecer he dado un giro fenomenal; pase de la inconsciencia del ser a SER conciente, hablando en términos existenciales. Me siento excepcional aquí adentro, me siento cual cauce sereno y en paz conmigo por el simple hecho de plantarme en la realidad. Me siento cual lago transparente vibrando de energía y todo por SER consciente. Sincerarme conmigo me suena y resuena divino porque voy descubriendo el secreto de la vida. La vida que me está llevando aquilatar mis posesiones y la sinceridad es una de ellas. Mirarme tal cual soy con mis múltiples pensamientos, conductas, actitudes, reacciones y actuaciones es sincerarme conmigo. En otro tiempo hubiese apelado a una titánica fuerza interna para aceptarme tal cual soy, pero hoy solo me basta observarme para darme cuenta como pienso, como siento, hacia donde voy. Observarme me mantiene lucida, pone al descubierto mis fechorías, descorre mis ansiedades, me alerta cuando estoy desgastando el cuerpo, pero sobre todo soy gestora de mi propia serenidad situación que me lleva a recuperar cúmulos de energía para crear, disfrutar y hasta estar contenta en este instante. Estar conciente es como activar la pila que enciende cerebro, corazón y cuerpo para escapar del pánico que desatan tan bajas densidades de este siglo, es como activar el botón que alerta mis sentidos para alejar a esta mente de ansiedades, catástrofes, desinformaciones e intoxicaciones terrenales. A medida que me observo un cumulo de parabienes me inundan, parabienes que renuevan mis células, sanean mi espíritu nuevas energías iluminan mi vida conectándome con lo más atesorable que poseo; “este instante”. Sincerarme me llena de satisfacción porque es como descorrer el pergamino de la vida que he venido recorriendo para llegar al punto de armonizar con la tierra que piso. Activo los componentes que la vida me otorgo; mente, corazón y cuerpo para vibrar cual dulce melodía que suena al nivel más elevado de frecuencia, sintonía que me produce serenidad. Sincerarme es desplegar mi propio espectro, es descorrer mi transformación espiritual, si hoy quisiera recordarme después de una década, solo bastaría retornar a mi archivo digital y ahí está contenida la evidencia. Evidencia que pone de manifiesto la búsqueda de lo “que soy” “quien soy”. Gran parte de mi vida está contenida en este blog. Al sincérame purifico mente y corazón lo cual requiere; querer, hacer y perpetuarlo. El paso más retador fue aceptarme, hube de enfrentar mis propias evasiones, negaciones y ocultamientos, vivía en la inconsciencia, era parte de la estadística poblacional inconsciente. Voy aprendiendo sabiamente a canalizar mis capacidades, me mantengo en constante dinamismo porque es mi naturaleza de no hacerlo languidecería la luz que me fue otorgada, la pureza mental y espiritual brillarían por su ausencia y obvio que jamás sabría cómo es llevar al extremo el esfuerzo para iluminar la vida que respiro. Tiempo atrás me avergonzaba escribir, compartir mi esencia, mi mente me transportaba al ¿qué dirán? inyectándome fuertes dosis de minusvalía, hasta me sentía mosca ocultándome por doquier, pero la luz de la conciencia me saco de la obscuridad para colocarme en la cúpula de la valía. Sincerarme es pertenecerme y pertenecerme es SER parte del padre, la madre y de tan increíble mente viviente.









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