Instante
En este instante, el instante me aclama perpetuarlo. En
este instante una nueva dimensión de conciencia se apertura. En este instante mi
fuente de vida reboza de energía revelando mi verdadera esencia. Se precisa de
una tremenda fortaleza para vivir el instante porque; decirlo no basta,
mucho menos pensarlo. Por mucho que se desee vivir el instante en el momento
que uno lo piensa él ya se fue. En el instante que uno se propone vivir
el instante el pasado o el futuro lo fulminan ¡lo evaporan! arrojándolo al
inconsciente, así viví por décadas, ¡entre el pasado asfixiándome y el futuro
esperanzándome ah! que difícil, doloroso y heroico resulto el rescatarme de
entre los escombros del pasado y el mortal futuro engordándome de esperanzas, alimentando
a tan voraz mente. A medida que narro este instante, el instante mágicamente se va
diluyendo entre líneas para dar paso a instantes renovados, energéticos
y fortalecedores de mente y corazón. Centre mi atención en el instante cuando
me inicie a la búsqueda del como meditar, lo cual sucedió hace un buen tiempo.
Vivir el instante no solo fue intencional hube de prendarme, sentirlo y convertirlo
en mi respirar de manera disciplinada lo cual me demando constantes dosis de voluntad
pues era tal la programación mental que me mantenía atrapada que terminaba arrojándome el pasado por
ello fue heroico instalarme en el instante. La experiencia la inicie desde el
contexto del “ahora” palabra que, olvidaba en automático, lo cual me
llevo a buscar otro termino; “hoy” contexto que tampoco me funciono
porque terminaba extraviada, hasta que finalmente llego el; “instante” palabra
que vino a dejar en completo reposo a esta mente. Cuando me inicie en la meditación
el instante se prendo de mí, funciono para esta mente tan glotona del futuro y
erosionante del pasado, palabra a la que me ancle para enfocar la conciencia en
el día a día o dicho en otros términos; me convertí en mi observadora, hecho
que me rescataba del automatismo. Cuando me perdía entre pensamientos tóxicos apelaba
al instante entonces la conciencia brillaba para rescatarme de tanta bruma mental, ardua
labor que replique múltiples veces hasta el punto de convertir la intención en disciplina,
hasta el punto de dejar de ser mi mente para pasar a ser mi fuente. Cuando más me
prendo del instante la magia sucede porque entre más consciente soy de mis
movimientos, conductas, pensamientos, sentimientos y emociones mayor poder de conciencia
adquiero, nuevas conexiones dentro de mí se van desarrollando, capto con mayor
sutileza mis capacidades, amplio mi campo de percepción, nuevas energías activan
mi cuerpo, equilibro con mayor eficiencia mis emociones, genero vibraciones
elevadas, mis sentidos se sanean y la sensibilidad se eleva así de increíble es
vivir el instante. La magia del instante es tan sanadora que en cuestión de instantes
voy resolviendo cuanto pendiente haya dejado en la charola de la vida lo cual
no significa que retorne al pasado por el contrario significa que voy derrumbando
corazas que un día nublaron a esta mente. El instante es capaz de disolver
cuanto pendiente tenga por resolver, se me figura que voy abriendo brecha
por tan deliciosa vida que inicie por allá del 1961, año en que nací. Me he
prendado del instante hasta el punto de convertirme en mi propia observadora, hasta
el punto de ser mi propio juez, la intensión reside en darme un reverendo baño
de saneamiento mental hasta lograr mi propia purificación. Al ser consciente detecto
las barbaridades que cometo conmigo, me percato del como me enfermo vía mental,
observo como me atrapan las preocupaciones, capturo mis extravíos, me atrapo
cuando soy malvada, intuyo cuando estoy a punto de ser falsa o mentirosa, me
delato cuando pretendo manipular a otros y por ningún motivo deseo impregnar
mis sentidos de tan bajas densidades por ello vivo aferrada al instante con
el infinito deseo de sanearme, tomar conciencia y purificarme. Purificarme es
como salir de mi burbuja contaminada para respirar la pureza de la vida, recibir
halos de luz de otra naturaleza e impregnarme de vibraciones celestiales. Mi
tiempo de escribir ya paso, se fue… es momento de dar paso a nuevos instantes purificantes.
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