Mi alimento
Me alimento del silencio,
consumo energía espiritual, me impregno de las benditas vibraciones que me llegan de otra naturaleza y lo hago por designios del destino. Resulta increíble hacer proezas
conmigo al alimentarme saludablemente. Alimentos básicos que
se han convertido en las hostias que constituyen mi alimentación espiritual.
Nutrientes que fortalecen integralmente mi existencia porque de no de haber detectado,
delimitado y conformado mi propia alimentación segura estoy que hoy estaría
viviendo tremendas enfermedades corporales, mentales y hasta espirituales. Así
de simple resulta cuidar y prodigar mi integridad. Y cuando digo integridad
aludo al cumulo de capacidades que me ponen en acción para hacer cuanto desee este corazón. Me hace feliz conocer la delgada línea entre
densidad y purificación lo cual me motiva a consumir única y exclusivamente nutrientes que aperturan mi cerebro, fortalecen este cuerpo y sanean el alma para expandir tan hermoso
espíritu. Triada que son un tesoro y me ocupo de prodigarles alimentos realmente nutritivos. Quizá
lo más arduo y donde pongo especial atención es en el alimentar este espíritu, no permito que se derrumbe bajo ninguna circunstancia, constante que logro al elevarme por encima de las bajas densidades y cuando digo elevarme hablo de la fuerza que imprimo a mis capacidades para experimentar bienestar, estar en paz conmigo, generar apacibilidad y llenarme de luz entonces este espíritu hace proezas. Es el
contexto de mi alimentación, su ejecución demanda conciencia y para lograrlo requiero estar en absoluto silencio para no caer
en el bullicio mental que asola a la madre tierra. Me disciplino para vivir en
reposo mental porque de no hacerlo retornaría al pasado o caería en el oleaje enfermizo que asola a las almas, lo he
expresado cantidad de veces, como cantidad de veces he compartido como lo logre. Estoy orgullosa
porque me se alimentar sabia e inteligentemente lo cual me permite vivir saludablemente. Claro que tengo días que se tornan
obscuros y tambalea mi sagrada serenidad pero justo en esos días agrego una
dosis extra de energía espiritual a mente y corazón, entonces logro retornar a la calma, situación
que he convertido en una disciplina, práctica
que hoy en día es una constante. Me
protejo alimentándome del silencio, la energía espiritual y cuanta vibración celestial me toque, joyas que me mantienen saludable.
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