Constancia
La frecuencia de mis pensamientos,
actitudes y reacciones los enmarca la voluntad que le imprimo a la vida en aras
de una purificación espiritual. Purificar la vida que late en mí, purificar mi conciencia
es el cometido más aguerrido que vivo hoy en día y no por decir aguerrido
significa que violento mi Ser por el
contrario se trata de una guerra angelical, cristalina y pura. Se trata de
lograr una absoluta transformación espiritual valiéndome única y exclusivamente
de la constancia y la voluntad para ganar tan infernal batalla de arquetipos
heredados por milenios. Me estoy valiendo de la constancia para lograr mi reconstrucción
y purificación del alma, tesoro que recién se inicia a gozar las mieles de la vida.
Purificarme es la constante que me mantiene al vilo de la vida, me mantiene
monitoreando cuanta baja densidad se asome de entre mis cavernas, en aras de ser
capturadas y transformadas. Repelo cuanta baja densidad me circunde y lo hago
con tal voluntad que solo el espíritu da fe de ello, una constante que he convertido
en mi religión. Aplico constancia a mis actos para sanear mi mente, no permito
ni una micra de negatividad mucho menos abro la puerta a los bajos instintos. Todo
pensamiento que me llega lo traduzco en una idea y una idea la convierto en un
acto creativo y purificante. Mi mente está en silencio, en meditación y cuando algún
pensamiento constructivo la irrumpe automáticamente pongo manos a la obra,
reaccionando a la encomienda que me llega a través de pensamientos. Mis
pensamientos están caracterizados por nuevos paradigmas, estoy desactivando lo añejo
de la vida, una constante que no suelto ni de noche ni de día es como rezar al
ángel de mi guarda como lo hacía de niña; “ángel de mi guarda, mi dulce
compañía, no me desampares ni de noche ni de día” solo que ahora traduzco la
oración en acción. Lo que más está costando a esta mujer es la reconstrucción
de mis actitudes, hablo de la actitud que proyecto al exterior la cual suele
ser rígida y hasta agresiva. Me alegra descubrirme porque cuando me siento
agrietando el rostro rápidamente le envió docilidad, lo cual me está llevando a
una reconstrucción actitudinal. Toda actitud sea verbal o corporal delata lo
que me habita por ello instalo en la mente un gran foco de conciencia para mirarme
tal cual soy conmigo y con otros. La autenticidad de mis actitudes abre las
puertas a la verdad a lo que me habita y es lo más retador que me está
sucediendo porque si me jacto de purificar el alma mi conciencia exige credibilidad.
Es mi ocupación hoy en día en aras de no caer en las fauces de la vida quien a
veces se torna ruda e impredecible. Imprimo conciencia a mis reacciones cuando
de entrelazar conexiones con otros se trata porque es la única vía de sentir
como trato y soy tratada en este mundo terrenal. Soy Consuelo y solo la constancia dará fe de mi autenticidad.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios son bienvenidos