El secreto
Sin lucimientos, pretensiones o juicios el secreto de mi vida reside en la lucidez cabal y consiente de lo que soy. El secreto de la felicidad la he encontrado aquí adentro, en el mismísimo corazón de mi ser y no se confunda con el corazón como órgano, aludo a la capacidad de echar andar el poder de este espíritu, la constancia para activar este cerebro, la voluntad para mantener mi cuerpo saludable y el alma exenta de densidades. Cuando activo mis poderes me siento liviana, invadida de energía y hasta liviana para continuar faenas de todo tipo. Me siento tremendamente feliz por saberme capaz de lograr cometidos, alcanzar metas, cerrar pendientes y lo más loable; vivir el ritmo de vida tal como se me presente. Entre el ir y venir de la vida me llega de todo, recibo lo que me toca vivir, me esmero por actuar impregnada de vibraciones elevadas, vigilo que mis actos sean saludables, me volví la policía de mis actitudes, sé que cualquier interferencia negativa erosiona mi mente por ello la vigilo obsesivamente, saboreo el silencio que destila mi meditar. Así de simple es mi secreto para vivir en armonía, recursos que atesoro noche y día. Mi secreto asegura mi equilibrio emocional. La vida me envía parabienes y desastres que no son más que paradigmas, pensamientos que repelo para no ser reactiva, yo decido el sentido de la vida que respiro. Miro la vida con tal apertura que me sorprende el efecto tan saludable que se llega a poseer en el propio templo. Apertura, equilibrio y comunión es el secreto que me enorgullece porque fui capaz de activarlos, dones que me fueron otorgados desde día de nacer. Los venia buscando y al fin los poseo. Quien toma con sabiduría la vida, sabe que no se trata de exponerlo, sabe que es el resultado de una larga travesía de aprendizajes.
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