Conciencia
Sentir lo que pienso, oír lo que hablo y mirar lo que hago es una práctica constante que expande mi conciencia, práctica que no suelto ni por un microsegundo. No es lo mismo decir; –estoy consiente– a decir –trabajo diariamente en ser consiente– habilito mis sentidos para adquirir la maestría de la luz. A medida que me voy desintoxicando de pensamientos, acciones y palabras destructivas voy regenerando las células del cuerpo afirmación puede parecer una locura pero esta mente, cuerpo y espíritu lo ratifican. Cantidad de veces he leído, escuchado y analizado literatura que alude a la toma de conciencia más ninguna de ellas calza a mi entender, mucho menos a mí Ser. Desde el momento que me propuse ser mejor persona los recursos me fueron llegando para generar mi transformación interior. Existe un fragmento muy conocido que dice; “si cambias tú, cambia el mundo” la primera vez que lo leí me gusto, mas no me cambio, existe una gran distancia entre el gusto y el cambio. Doy por hecho que los mensajes que le llegan a uno contienen la llave del cambio mas no se trata de leerlos, se trata de ponerlos en acción solo entonces uno toca otra dimensión. Uno llega aprender todo tipo de teorías, métodos y técnicas para tomar conciencia mas no llegan a ser efectivas, si algo me dio la experiencia del “Ser consiente” fue la ruta que diseñe por convicción propia y no me cabe duda que cada alma traza su propia ruta para Ser consciente. En mi caso inicie mi ruta con la meditación, más tarde el meditar se volvió en silencio y el silencio en el TODO, y cuando digo el TODO no hablo terrenalmente o materialmente hablo del TODO etéreo, de lo imperceptible para la mirada, hablo de la capacidad para discernir entre la luz y la obscuridad llegando a ser consiente de ellas. Sentir, oír y mirarme es mi diseño para monitorear esta conciencia, es lo más acertado que he hecho después de décadas de extravió espiritual, ahora estoy consciente de lo que soy, hago y digo. Sentir cuando mi mente se extravía es lo más laborioso que he hecho, una práctica que no suelto. Por experiencia propia sé que la mente se congestiona de ideas, pensamientos o miedos hasta el grado que uno no pude pararla por ello mi prioridad es sentirla y sentirla no es una cuestión emocional es una situación de detección, prevención y silenciamiento. Oír lo que hablo me mantiene ocupadísima porque conociéndome lo parlanchina que soy en cuestión de instantes me gana una sarta de palabras saliendo por mi boca dejando al descubierto mi verdad, lo que me habita por ello me encuentro obsesionada en monitorear cada sonido que expulsa mi boca y no para ocultarlo o reprimirlo se trata de desnudar mi sentir, de escucharme y hasta sanearme. Debo reconocer que aún me gana la lengua, en materia de inconsciencia, lo cual no me desanima por el contrario me compromete a ser más consciente de lo que digo por ello es una tarea urgente que atiendo obsesivamente. Mirarme… mirar lo que hago con el rostro, con el cuerpo, con otros es una tarea que monitoreo hasta el cansancio porque ahí se encuentra la clave del cambio. Cuando me miro; sé si estoy siendo inconsciente. Mirarme tal cual soy sea pública o privadamente es un compromiso que tengo en la bandeja de mis responsabilidades porque de no considerarlo sencillamente decir que soy consiente a la ligera sería una terrible falsedad infectándome. Cuando uno dice que es consiente es porque se está listo para no decirlo, es la paradoja de la conciencia. Uno llega a tal punto de luz que no hay NADA por decir, porque todo está claro… entonces uno es consiente.
Gracias x compartir tanto. Eres una luz en un camino que a veces no es tan claro.
ResponderEliminarGracias Jocy valoro tus letras en especial por el significado que les diste, abrazos!
EliminarTodo, lo que escribes,sin duda trasciende mi corazón, mi mente y mi alma, yo pienso o me haces sentir en una sesión de mindfulness, o como se escriba.
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