Sintonizar con la vida
Merecedora de un buen
descanso me doy después de largos días de faenas abrumadoras. Faenas que no
solo tuvieron que ver con el trabajo físico, tuvieron que ver con el temerario
trabajo espiritual, con la poderosa toma de conciencia para esquivar desajustes
emocionales, eso sí que amerita un reconfortante descanso para el alma. Entre el
trabajo físico y el aprendizaje emocional definitivamente el trabajo emocional
fue el que mayor atención me demando pues me requirió de una entrega al cien
por ciento de lucidez, de una estabilidad emocional al máximo y una poderosa
aura de protección personal. La búsqueda constante por equilibrar la balanza de
la vida desarrollo en mí la habilidad para mantenerme saludable ante cualquier
situación por muy inestable que se torne. Es tal el logro que me felicito por estar
alejada de las bajas densidades, aquellas que atentan con la toma conciencia, me
siento orgullosa por mantenerme ecuánime al paso de los años a eso le llamo; un real trabajo emocional. Tener la
capacidad para mantenerme en perfecta solidez espiritual entre obscuras batallas
de la vida no es una situación cualquiera, es una absoluta transformación
interior. Es un orgullo colgarme al corazón la colosal medalla del “logro” medalla que denota conciencia,
satisfacción y hasta encanto por la vida. Me congratulo porque la
simpleza de realizar un trabajo físico me dejo embelesada de la cantidad de adquisiciones
espirituales, emocionales y hasta corporales que obtuve, lo sé porque lo viví y lo concluí. Mediante el trabajo físico me
di la oportunidad de fortalecer mi meditar, si ya meditaba la ejecución de un
trabajo físico vigorizo mi meditar. Requerí de tiempo, práctica y voluntad para
reprogramar la mente quien venía padeciendo cantidad de enfermedades, solo
tome la medicina adecuada y el efecto sucedió. Meditar y disciplinarme fueron
los factores que me llevaron a sintonizar con la vida. Al meditar contribuyo
con mi salud emocional, principal habilidad que no suelto ni de día, ni de
noche, he entrenando el músculo de la conciencia para detectar los escollos de la
vida y cuando eso sucede solo impulso el silencio y el resto sucede. Sintonizarme
con la vida es una veta que recién estoy descubriendo y gozando. Entiendo
perfectamente como balancearme de uno a otro extremo de la vida cuando las aguas turbias intentan
intoxicarme, pongo atención a mis pensamientos, actos y lengua para vivir consiente
de lo que soy. Impulso el trabajo cerebral, amo ser portadora de buenas
intenciones y exploradora del mundo terrenal que me rodea a ello le llamo; estar sintonizada con la vida.
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