La vida

Bucles de tiempo sincronizandose bajo el efecto de la energía, frecuencias expandiéndose consciente e inconscientemente, densidades subiendo y bajando cual marea apacible e impredecible… es la vida vista desde esta alma y espíritu fundiéndose en el TODO. La vida es la forma más exquisita que se me ha otorgado para vibrar, florecer y activar los tesoros que me han sido entregados. Tarde un buen tiempo en descubrirlos y un instante en activarlos. He descubierto como hacerlo lo cual engolosina mi vida. Cada que practico alguno de ellos me quedo embobada por las nuevas habilidades que va adquiriendo este cuerpo, eso es para mí la vida; la capacidad de atreverme a potenciar las virtudes que me habitan, dones que no tienen un nombre en particular pueden ir desde convertir la duda en confianza hasta transmutar la ira en bondad así de multifacéticos llegan a ser los tesoros que poseo, solo es cuestión de vivirlos intensamente y alertarme cuando los estoy perdiendo. Solo es cuestión de darles fuerza y poder para lograrlo y no es una situación inalcanzable se requiere de arrojo y valentía para resurgir por iniciativa propia en especial cuando estoy siendo arrastrada por las bajas densidades que acartonan este rostro y espíritu, lo sé porque frecuentemente requiero de valentía y una colosal energía para escapar de ellas, de las bajas densidades que brotan de mis entrañas, es como si hiciera magia al subir mis frecuencias transmutando el veneno que género en la miel que endulza el corazón, y cuando lo logro sonrió agradecida con la vida, entonces miro desde la cúspide el resultado de mi esfuerzo, esa es la vida para mí. La vida es darme el tiempo suficiente para reconocerme, fortalecerme y entregarme a las misiones que tengo destinadas en esta bendita tierra. Reconocerme ha sido la tarea más ardua que he realizado desde el momento de nacer y ahora que me poseo es momento de dar continuidad a fortalecerme tanto espiritual como mentalmente porque al parecer cuando uno llega a esta tierra lo primero que se experimenta es la tremenda distorsión a la pureza humana, apenas nace uno y ya lo están sumergiendo en la brutalidad de la inconsciencia, y no es que lo exprese despectivamente o porque lo recuerde, lo expreso porque miró la devastación de la pureza humana. Precise de tenacidad y constancia para no dejarme vencer por la terrible contaminación de humores que deterioran mente y espíritu afortunadamente me rescate a tiempo, me reconocí e inicie a fortalecerme espiritual y mentalmente, ahora es tiempo de entregarme renovada al mundo que ya conozco. Y entregarme no es una cuestión de darme a pecho abierto, sería lo más aberrante a tanto trabajo espiritual y mental  que he venido realizando, sería como destruir los cimientos purificados que he levantado, hablo de entregarme a la vida así tal cual soy, con la pureza que voy rescatando por iniciativa propia, hablo de dar continuidad a la limpieza profunda de mis humores, sentires y vibraciones que tanto dañan a la mente. Entregarme a la vida es desarrollar al máximo mis capacidades para saltar las maldades que me circundan e incitan a ser mala, es seguir por la ruta de la purificación sin voltear a indagar porque sucede, sin buscar su origen o preguntarme porque a mí, el objetivo es cruzar tan bajas densidades que asolan a la tierra y atentan con desestabilizarme. Entregarme a la vida es sacudirme las partículas del miedo, avaricia o maldad que rondan por doquier, me queda claro que aborrezco lo maligno de la vida así que; porqué dar cabida en mi corazón a partículas contaminantes que atentan contra la purificación. Entregarme a la vida es aceptar mis errores, por cada error que cometo y reconozco alimentó el espíritu de la verdad, desarrollo nuevas habilidades de conciencia y acumulo energía para dar continuidad a la desinfección espiritual. Tres pilares que se han convertido en mí respirar para sanear pendientes que aún quedan arrumbados en las profundidades de Consuelo. Entregarme a la vida es mirarla desde otra perspectiva porque en el momento que la vea como algo rutinario, cansado o tedioso abre perdido la capacidad de poder, el poder que me otorgan mis sentidos para renovarme, elevarme y tocar a Dios. La vida para mi esta vestida de simpleza, simpleza caracterizada por la pureza, divinidad y luz guiándome hacia mi destino.