Ambulante
Mirar, sentir y perderme entre la vendimia
desde otra perspectiva es realmente una maravilla. Una maravilla que solo los
sentidos exentos de vanidad, egoísmo o avaricia llegan a brillar por sí mismos,
recién lo he experimentado y amo decirlo. Tantas décadas buscando la raíz de mi
egoísmo, la naturaleza de la vanidad que nunca me ha vestido y el origen de la
avaricia que siempre me ha rondado, y no es que sea avara para nada, es su injerencia
tercamente asolándome. Lo constato porque estoy exenta de ella, de la avaricia.
Doy importancia al dinero, claro que doy importancia pero al dinero bien ganado
como dicen en mí pueblo; –con el sudor de la frente– y yo diría; – con la honestidad que calibra mis esfuerzos– a ese bien
monetario sí que le doy importancia. Hoy que me he sumergido en el comercio
ambulante he rememorado mis inicios para ganar dinero por allá de los setenta, comerciando
obtenía mis bienes monetarios lo cual me recuerda mis orígenes. Ayer daba
gracias a Dios por permitirme
comulgar con la humanidad y parece que cumplió mi deseo porque hoy he comulgado
con ella a flor de piel. He vivido, mirado, sentido y hasta charlado tan de
cerca comerciando que me ha dejado
exquisitamente sensible parecía que retornaba al pasado, estando en el presente.
Si hoy fui ambulante, ayer fui ambulante a mucha honra. Vendía con mi madre en
la calle, el que vendía no importa, importa la experiencia del pasado y el
exquisito sabor de revivirlo bajo otra perspectiva. Los años pasaron y mis
intereses cambiaron sin embargo la vida me presento la oportunidad de volver a
ser ambulante y realmente lo goce porque mire el TODO. El TODO que va más allá
de cuestiones monetarias, sociales o culturales hablo de la esencia misma, aludo
a la vida; interaccionando, moviéndose, siendo auténticos, al natural lo
cual supera en mucho el sentido del dinero, es una situación que va más allá
del ser ambulante, comprar o vender, es una cuestión que aterriza en el TODO y cualquier intento por
detallar su significado arruinaría su naturaleza por lo que prefiero ahondar en la
amplitud de perspectiva obtenida estando dentro de la magnificencia humana, dentro
de la esencia espiritual. Estar dentro de un entorno ambulante me dejo
extasiada, me sentí afortunada por saberme
capaz de discernir y atesorar cantidad de experiencias en cuestión de
instantes, me mantenía con la boca abierta y hasta dichosa al saberme capaz de comulgar con la vida a eso le llamo;
unirme al TODO. Siempre he afirmado que la rueda de la vida nos
alcanza y si se repele lo que nos toca vivir, más tarde la rueda de la vida
retornara para cobrarlo. Yo me negaba aceptar una misión que sentía ajena, pasaron
décadas y volvió a presentarse aquella encomienda requiriéndome realizar un acto de vendimia,
justo ahora que me encuentro por el camino de la sanación espiritual. Sin titubeo
alguno la acepte, la aproveche para saldar aquel pendiente que había eludido tiempo atras. Hoy fui ambulante, he dado un paso más hacia la sanación aquella que declare en mi libro recién concluido; “Meditar;sanación espiritual y al parecer voy rumbo hacia ella.
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