Honorabilidad


Es honorable poseer múltiples capacidades. Honorable no por ser una situación social o cultural hacia allá no se enfoca mi expresión, no deseo encaminar el término hacia la banalidad del ser honorable porque lo dice la sociedad, pretendo encauzar tan bella palabra hacia la razón de la existencia. Existir es un honor para mí porque he descubierto que puedo capturar hasta el mínimo detalle de lo que me rodea gracias a las múltiples capacidades que Dios me otorgó. Es un honor saber que a este espíritu Dios le pone en su camino los hilos para moverse conscientemente por la vida, le otorga las respuestas que busca, le propicia las acciones necesarias para dar continuidad a  su destino como la limpieza profunda a una casa. Así de simple y trivial resulta mi honorabilidad, la cual testifico gracias a un suceso que recién viví hace unos días que llegaba a la casa que me encuentro reorganizando. En el camino me encontré a una familia encaminándose a trabajar, aviste que era un jardinero con su hija y dos nietas así que les solicite sus servicios para desenyerbar el jardín de casa, pregunte a su hija si quería ayudarme a doblar ropa y como su respuesta fue afirmativa le mostré en qué consistía la faena, en cuestión de minutos nos sumergimos en una atmósfera de trabajo y charla, pregunte a las niñas por su nombre, quienes deseaban cooperar con su mama por lo que accedí a dejarlas doblar ropa. Pero el punto de este encuentro no reside en el servicio que solicite aquella familia, reside en delatar mis reales conductas frente aquella familia. A simple vista e inconscientemente respondería a quien me preguntara; ¿Cómo trataste aquella familia? –Los trate amablemente diría yo– pero ante la profundidad del corazón y con plena conciencia expresaría que fui abrupta al negociar el trabajo, cautelosa al iniciarlos en la faena, impositiva al enseñar cómo hacer la actividad y conciliadora cuando concluyó el trato. Al dar un enfoque consciente del como trate aquella familia, mi conducta cobra un giro tremendamente ofensivo para quienes no conozco, ni me conocen, resulta fatal desnudar mi alma al delatarme pero justo en ello reside la curación que estoy emprendiendo, y no se confunda con el arrepentimiento porque sería lo más terrible para mi existencia, mi búsqueda se aferra a la toma de conciencia y no a ser un paradigma añejo. Lo expresó con tal rudeza porque justo tal declaración es una de las tantas máscaras que me voy quitando, estoy dispuesta a fulminar cuánta irracionalidad e inconsciencia me habite por ello aludi la honorabilidad de mis capacidades y una de ellas es la conciencia, la bendita conciencia que Dios me otorgó, así que porque ser inconsciente al tratar mal a otras personas, si yo también soy personas, es como tratarme mal. Pensar mal de otros o cuidarme de que me vayan a robar es tonto e irrespetuoso, sé que existe la inseguridad y hasta puede que me toque pero si mi corazón fortalece la confianza en mí la violencia no me alcanzara. Impositiva; ser autoritaria es lo más arbitrario que aún me caracteriza y lo estoy trabajando hasta el agotamiento. Fui  autoritaria con esta familia e intente remediarlo pero el daño ya estaba hecho, ya era tarde pues se llevaron una imagen nefasta de mi conducta. Buena gente y hasta conciliadora resulte ser al despedirme de aquella familia, lo cual no remedia el cómo me comporte, aunque di un pago justo por el trabajo realizado lo real es que el trato humano no tiene precio. Una experiencia que atesorare de por vida para no olvidar jamás el cúmulo de capacidades que puedo emprender con otros, y aunque jamás vuelva a ver aquella familia no olvidare sus almas, en especial la inocencia de aquellas niñas, gracias a ellas rectifique mi conducta y se  convirtieron en mi ancla para ser consiente del cómo trato  a otros. 

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