Diciembre

Diciembre se me figura una total limpieza al alma...convencida estoy que llega a suceder de todo; algarabía, felicidad, dicha y hasta renacimiento. Diciembre siempre me ha apasionado pero desconocía de dónde provenía tan ferviente entrega a tan divino mes. Han sido los años, la experiencia y la vida misma quien ha puesto frente a mí la respuesta, la respuesta soy “yo”. Yo que siempre he sido así, henchida de algarabía y en constante movimiento. El cometido ahora reside en seguir siendo la misma, centrada en el interior, colosal compromiso a lograr. El cometido reside en purificar mis células, sanear mis actos y dedicarme en cuerpo y alma a estar alerta de mi conciencia.
Diciembre me está mostrando nítidamente como hacer una limpieza interior, objetivo iniciado desde hace un buen tiempo. Afino aquello que debo purificar, resuelvo pendientes que aún se ocultan entre los recovecos del ego, barro las pequeñas motas de basura que aun vierto, recibo nuevas tareas o experiencias que el destino me envía, aperturo el alma para escuchar con el corazón los mensajes de Dios, labor que me va dejando extasiada de satisfacción por mínimo que sea el logro. Noviembre fue glorioso porque logre dar saltos cuánticos, logre lo inimaginable pero Diciembre está siendo celestial. Estoy a más de la mitad del mes y cada día es sagrado porque me regala benditas iluminaciones, bien dicen que Diciembre es para regalar y Dios me maravilla con sus regalos. Inhalo lo que me equilibra, exhalo lo que me desajusta y corro a centrarme cuando aspiro intoxicaciones terrenales, actos invisibles para la mirada pero impactantes para el alma. Visibles para mi conciencia, sanadores para el corazón y purificadores para mis emociones. Experiencias valiosas para ser plasmadas por letras porque de olvidar un solo detalle del como purifico mi existencia todo cambio logrado a lo largo de estas vidas en cuestión de instantes se esfumaría. Me gusta emplear las letras para configurar este gran rompecabezas terrenal que se va uniendo pieza a pieza de lo que será una obra humana, una mujer que sagradamente se entrega a recibir todo lo que el destino le envía. Diciembre me está mostrando lo que debo hacer y estar en ello me deja embelesada de motivación, de entrega para actuar y una poderosa iniciativa para no extraviarme en el camino.
Mis festejos decembrinos nada tienen que ver con lo material, tienen que ver con la profundidad del Ser. Amo festejar logros espirituales, amo propiciar la unión entre mis hombres, unión que vamos cincelando de corazón a corazón. Destilo amor incondicional en el aire que se respira en este hogar, elaboro platillos de respeto y solidaridad hacia quienes habitamos bajo un mismo techo. Hago postres de comunión para dejar un sabor a serenidad y confianza. Me siento a la mesa con mis hombres para degustar breves y sinceras palabras y cuando siento que el ambiente se enrarece enciendo una vela para iluminarnos. Son mis festejos navideños y oro por seguir consagrándolos eternamente. 
Dejo bendiciones para aquellas miradas que por alguna razón llegan a leer lo que es una transformación de vida.

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