Un día maestro!
Un día maestro…vivencia para
rememorarse por siempre, fue mi desayuno angelical y fue tan espiritual que
solo la experiencia da fe de ello.
Desayune serenidad, centramiento y meditación
exquisitos manjares que jamás olvidare. Me transporte a otro tipo de vida, otras
vibraciones, otro tipo de luz y no requirió de nada extraordinario basto un
entregarme al despertar. Un entregarme al rojo vibrante de la cotidianeidad invitándome
a salir de mi confort para sentir la vida que despierta bajo todo su esplendor;
almas circulando, premura en los rostros, mente caminando, rostros afables y
dulces, miradas infantiles obsequiándome una sonrisa cual paisaje urbano
contactando conmigo… y yo ahí encaminada a mi destino, centrada en llegar al
punto elegido para meditar. Al llegar inicie mi desayuno espiritual, ahí donde
todo es serenidad, me entregue a mis latidos total y absolutamente. Sentí los árboles,
las ondas de los trinos tocando el alma, el agua en total quietud, miraba el
entorno sereno, inamovible sin interrupción alguna, parecía caer al vacío a un vacío
puro y gozoso. Es indescriptible la sensación que aun ahora rememoro y al
hacerlo un hueco en el pecho trae a mi piel tan sublime recuerdo, un hueco espiritual
que parece desaparecerme. Me pare frente al lago para deleitarme con aquellas esbeltas,
artísticas y divinas deidades de la naturaleza, aunque he de decir que casi no
las miraba pues sabía que interrumpiría tan sagrada meditación, así que me postre
ante el escenario desplegándose a lo largo y ancho de mi vista para impregnarme
de él, era como girar y girar recibiendo
un fraternal abrazo. Así permanecí un buen tiempo desayunando un exquisito alimento
para el alma. Avance rodeando aquel lago cuando de pronto me percate de una
onda extendiéndose en el lago, la onda se movía tan bellamente que me detuve
admirarla, era un bello espectro para mis ojos, segundos después avance y la
onda avanzo, avance más y ella avanzaba expandiéndose en el lago, era increíble caminaba y avanzaba la
onda era como energía desplegándose, me detenía y se detenía. Caí en la cuenta
de que era “yo” proyectando mi
energía en aquel lago, produciendo ondas, vibraciones era increíble mirarme, mirar
mi energía desplegarse a lo largo de aquel lago. Me puse a juguetear un buen rato
con mi energía, gozando como chamaca tal descubrimiento. Siempre he aludido que
somos energía, deducía que soy energía pero mirarla proyectada frente a mi… fue divino.
Continúe mi camino sintiendo el exquisito
silencio en mis sentidos, deteniéndome a reverenciar los árboles, su fragancia,
sentir sus raíces, la gama de verdes, amarillos, cafés hasta que llegue a un
puente, un puente que ya me es familiar. Avance experimentando libertad, aspirando
vida y expirando alegría ante tal experiencia. Atravesé una y otra vez aquel
puente bajo una profunda meditación de pronto me pare, me detuvo su celestial presencia,
ahí en el puente manifestándose ante mí, al nivel de mi frente, aun ahora que
lo narro me cimbra el corazón, tiemblo de alegría y creo que voy a estallar de
dicha. Fue magnifica su presencia, incluso paso un alma junto a mí y no se percató
de “él”, al parecer solo existíamos él y yo
ahí…sintiéndonos, sintonizando en la
nada, abrazándonos, comulgando en espíritu y alma, no sé qué más decir pues mi
pecho esta que no se lo puede creer y solo
eso aludiré a tan gloriosa experiencia.
Aquel día mi desayuno fue celestial porque
toque las profundidades de esta mujer y al hacerlo me llevo a tocarlo a él y eso se queda prendado en el corazón
de por vida.
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