Energía!
El coraje, la fuerza el empeño por
hacer las cosas aun y cuando el ritmo de la vida se torne normal, urgente o
exigente es parte de mi naturaleza es la energía depositada en mí. Aquella
energía que poseemos, hablo de la energía en su total pureza, no aludo aquella
energía que se le interpreta como esfuerzo, desgaste, o darlo todo a cambio de
algo a ese tipo de energía derrochada al por mayor no me refiero. Hablo de la
energía que posee mente, cuerpo y alma. Equivocamos el camino cuando
derrochamos la energía. Para custodiarla basta saber que te pertenece, porque
tal parece que uno se quiere deshacer de ella o regalarla a medio mundo
esperando una compensación a cambio. Se mal entiende a tal grado, que se piensa
que si uno se entrega total y absolutamente las recompensas llegarán o por el
contrario se cae en el hastió o la flojera, entre tanto la mente
vive alimentándose de tan valiosa energía consumiéndola, intoxicándose o
devaluándose. No deseo ahondar en ello pues solo malgastaría energía, mi energía
hoy en día es valiosa, tan valiosa que solo la empleo en aquello que realmente
me interesa. La energía que custodio es aquella que disciplinadamente almaceno,
no para tenerla cual espectador no, para ser empleada proactiva y
celestialmente por ello la vigilo con tremendo recelo. Caí en la cuenta de que
cuando uno es capaz de no derrochar energía o malgastarla en hechos o acciones
que consumen la vida entonces prodigiosamente se vuelve lucida la mente, el cuerpo
y el alma digo prodigiosamente porque toda energía bien habida hace milagros. Es inimaginable lo que sucede a tu alrededor es como sumergirte en un crecimiento
espiritual nunca antes experimentado.
Es tan sagrada mi energía que me permite
mirar en mis seres amados sus auras, veo como caemos los tres bajo un bendito círculo
de energía, energías viviendo bajo un mismo techo. Es como llenar mi hogar de
una fragancia de energía, pureza y calidez al punto de tocar el verdadero amor emanando
del alma. Me falta camino por recorrer lo sé, por ello la fuerza y el coraje por
continuar almacenando energía pues es la clave de mis búsquedas.
Religiosamente vigilo mi energía
cuidando no derrocharla en tonterías o banalidades y el cómo lo hago…
sencillamente me demanda centrarme, centrarme en mis sentidos y entonces todo
se alinea.
Muchas veces he hablado de la
energía, pero pocas veces he compartido como la almaceno. Almacenarla es una
situación de absoluta conciencia, aún tengo rezagos de contaminación terrenal, así
que en lo posible evito mirar, oír, o leer todo aquello que resulta intoxicante
para la mente, se de antemano que es su buffet favorito así que los evito. Toda
experiencia vivida buena o mala son una verdadera oportunidad de crecimiento espiritual
porque gracias a ellas tomo conciencia y al hacerlo no caigo en la reactividad
o la inconciencia lo cual me permite almacenar energía. Me dejo llevar por lo
que me dicta la conciencia. Me mantengo total y absolutamente alerta, cuidando mi
energía lo cual me mantiene activa, con vida, deleitándome de hacer y hacer y
hacer lo que me apasiona.
La energía bien empleada deja estelas
de tremendas satisfacciones. Porque cuando haces uso de energías limpias, exentas
de impurezas entonces el resultado es la satisfacción, logras lo inimaginable. Es
la energía almacenada en el corazón quien pone el punto final de lo que hago, deshago o Soy.
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