Mi cerebro
Encantada con este magnífico cerebro que se aloja en
mi cabeza, encantada de saberme poseedora de un tesoro divino. He dejado de
hacer lo que estaba haciendo para venir a hacerle un homenaje a esto que le llamaron cerebro. Magnifica
posesión que está aquí arriba finalmente estoy aprendiendo apreciarlo y
valorarlo. Aun cuando nos habita pueden pasar vidas y vidas ahí arriba sumido
en un letargo catastrófico y parece que eso me había sucedido, se estaba
enmoheciendo, enloqueciendo. Fue al concluir uno de mis pendientes cuando me
maraville lo fácil y rápido que puede resultar una tarea cuando el cerebro está
en una apacible conexión. Lucia entregado, concentrado disfrutando de lo que
hacía. Sentía su potencial del que tanto he hablado y ahora lo vivia. Tiempo atrás
me traía cual pirinola rebotando, girando y girando o parando bajo un
escandaloso caos, hoy descubro lo increíble de tenerlo a mi alcance, de sentir
su riqueza. Se muy poco de Neurofisiología, es mas no sé nada, ni se si es la
Neurofisiología la ciencia que estudia el cerebro pero no necesito ser una dechada
de conocimientos para saber que aquí arriba algo me habita y está a mi disposición
en total sobriedad mental, aunque aún no purificado en su totalidad debido a
tanta mente y mente vivida a través de los siglos, lo valioso es que he descubierto que es capaz
de hacer maravillas. Adquirir nuevos conocimientos, crear alucinantemente,
analizar los recorridos sinápticos, sintetizar para concretar los deseos
del corazón, entrar en ondas alfa para saltar de alegría, mantenerse en
constante felicidad, escaparse a las ondas beta para deleitarse en el obscuro y
fascinante mundo del mas allá, el mundo de los sueños profundos y apacibles.
Es mi cerebro quien escribe y es tan solo una chispa de
su majestuosidad, incluso al describirlo el corazón salta de alegría pues cuando
uno libera lo que está aquí arriba, uno se sorprende de su poder.
Mi gran reto fue descontaminarlo, aun me falta lo sé
y lo siento, pero mi corazón me dice que el camino lo he iniciado y de eso se
trataba, de hacer una sacrosanta limpieza a tanta barbaridad que cometí con el
limitándolo y atrofiándolo. Bendito Dios que me diste luz para mirar el camino,
atendiendo tus señales, estoy alerta para no contaminarlo y continuar
explorando su grandiosidad.
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