Evolución de la conciencia
Una evolución de la consciencia, no
solamente de las cosas, eso me ha sucedido al paso del tiempo. Y el cierre de
este año es ideal para plasmar en letras mi evolución. Mi evolución es
vertical, ascendente, estoy pasando del “tener”
al “ser”, de lo terrenal a lo
espiritual. De lo emocional a lo celestial, al silencio absoluto de mi
existencia. Ha sido un trabajo arduo y apasionado para detectar en mis adentros
sentimientos infructuosos, aquellos que nublan la felicidad, es tal el confort
que se siente que uno solo puede experimentar alegría.
Entrar a una dimensión vertical me
exigió derrumbar todo pensamiento que abruma, contamina y obstaculiza el
espíritu. Me exigió tocar medular y religiosamente la meditación aun cuando ya meditaba,
meditaba desde el cerebro, situación errónea pues en el cerebro se genera la
mente y la mente crea una asoladora invasión de pensamientos saltando por
doquier una y otra vez. Fue la casualidad quien me llevo a meditar con el estómago,
aun cuando ya lo sabía no sabía cómo hacerlo, “meditar con el estómago”. Los libros que llegaban a mis manos,
para leer, me explicaban la esencia del estómago, su naturaleza y el porqué de
su importancia. Todos nuestros órganos son importantes, pero en esta ocasión
debí centrarme en uno; el estómago,
ahí llega la respiración, por ahí nacimos, ahí se concentra la vida y de ahí
depende el centramiento. Cuando digo; centrada
en el corazón, no aludo al corazón como órgano, aludo el corazón de la vida,
al centro de la existencia. Cuando fui capaz de sentir la nitidez de mi existencia,
fui capaz de meditar con el estómago, fue lo más valioso que me sucedió a lo
largo de este año que fallece. Meditar es una sublime sensación que mantiene
alerta todo mi ser, no para ver el exterior, no, para sentir mi interior. Para
ser capaz de estar consciente de aquello que intenta asolar mi corazón. Meditar
dulcemente pone a mi conciencia en serenidad, en paz y eso ha sido invaluable,
sublime.
Aun cuando me encuentre imbuida en
tareas cotidianas o por la calle, estoy alerta, sintiéndome de pies a
cabeza. Resultado de una exquisita meditación que me va llevando a evolucionar
y evolucionar es mi tarea por el resto de mis días.
Todo sentimiento, pensamiento,
actitud o tarea que emane de este Ser genera empujes verticales para ascender,
no hacia el cielo no, ascender interiormente para lograr una limpieza profunda,
una sanación en mente, cuerpo y alma para realmente concebirme humana. Pude
descubrir cómo se hace para ser feliz así que; porque no seguir practicando tan
delicada esencia de la vida; meditar
A partir de ahora ya no haré
recuentos de lo que me sucedió a lo largo de un año, plasmare sucesos de evolución.
Mi vida nada tiene de extraordinario más bien es ordinaria, tan ordinaria que
me siento increíble y feliz porque deje de hacer recuentos del pasado.
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