Dios
Dios siempre llega cuando no te das cuenta. Siempre
llega por sorpresa. Siempre llega de repente,
abruptamente. Dios no llega como
consecuencia de causa y efecto, llega como llovido del cielo. De pronto allí está; envolviéndote e inundándote
por completo.
Por
lo tanto, salvo que estés alerta —momento a momento—,
te lo perderás. Puede ser que Dios haya llegado a ti en muchas ocasiones y que te lo hayas perdido por no
estar atento.
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