Reinvención
La serenidad y la alegría
me invaden en este instante pues la reinvención está tocando las puertas de mi alma y
eso es definitivamente celestial. No encuentro otra manera de traducir tan exquisita
sensación. El total de mis células parece un microcosmos gestando una centelleante transformación, una divina reinvención. Es mi sentir del momento y sin
temor a expresarlo, ha sido mi sentir desde el día que solté el pasado y enterré
el futuro. Así, sin hacer nada, solo participando del respiro universal. Confabulando
con la vida, sumergida entre millones
de almas, respirando en este planeta. Es como una bendita tela de acciones que tocan segundo a segundo mi ser. Reinventarme es como volver a nacer, lo comprendo
y lo siento. Uno puede llegar a decirlo con cierta jactáncia, petulancia o solo por hablarlo, pero para mi decirlo es un tremendo descubrimiento y un apasionante afán
por continuar pues se siente divino al sentir que todo aquello que abruma al corazón
mágicamente se desvanece cuando de transformarse se trata. Y transformarse
requiere de una aguerrida valentía y una imponente voluntad para tocar la cima más alta, aquella donde EL se encuentra. Para retornar a la realidad terrenal bajo una exclusiva intención; Ser diferente. Y ser diferente solo me demanda llevar a florecer mi individualidad. La individualidad que me
torna diferente, me levanta del resto de los demás aun estando sumergida entre las
multitudes. Mi corazón canta de alegría y tintinea de dicha al mirar caminar a las multitudes hacia un solo rumbo, pero yo he girado el mio. Mi rumbo nada tiene que ver con lo
terrenal, mi rumbo es total y absolutamente celestial. Me encamino serena y dichosa
a tocar la verdad, a comulgar con la bondad y empaparme de la belleza terrenal. Aguerridamente voy descubriendola, amorosamente me acerco a ella y siento que casi toco tan gloriosa trinidad.
Soy Consuelo y amo Ser
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