Divina sensación
Las letras
chorrean de mi cerebro urgiéndome darles forma en un contexto cotidiano para expresar divinas sensaciones. Sí… me choco también, por ser tan divina. Siempre
que me aloco emocionalmente me siento divina y si veo que estoy a punto de convertir tan preciosa palabra en una chocantería, payasada o bufonería abruptamente la
resguardo entre mis preciados tesoros.
Así, sintiéndome
divina… siento el cerebro colapsado urgiendome iniciar a escribir, pero sutilmente le envió un mensaje; -espera, debo terminar de planchar la ropa de la familia-, una de mis virtudes
terrenales “concluir lo que inicio” así
sea lo mas insignificante de la cotidianeidad. Pasar de un acto cotidiano a un
acto sagrado, lo llamo divino. Es como tener la
capacidad de recibir la vida bajo todo un espectro de realidades, colores, desafíos,
creaciones, que se yo. Esta mujer, es un reverendo abanico de alternativas. Si! me
concibo tan impredecible que ahora mismo puedo estar escribiendo para
satisfacer a este cerebro, pero en cuestión de segundos me levanto para cocinar,
limpiar o leer, así de incierta soy. Me encanta semejarme al plumaje del pavo
real que se extiende radiante de vida hacia cualquier extremo de la
cotidianeidad, en fin, se trata de plasmar la “divina sensación”. La divina sensación despierta conmigo o me
abraza al dormir y es tan divina que me muestra sucesos conocidos,
desconocía o que están por llegar. Así de
mágicas son mis sensaciones cuando de pasar de un suceso a otro se trata y son tan impredecibles
que amo recibirlas aun cuando estoy dormida. Los sucesos conocidos como la
llegada de la primavera cálida, hermosa, llena de sonidos celestiales tocando
por doquier dan inicio a estos tres eventos. Basta dar un paso fuera de casa y todo trina a mí alrededor. Debieron
pasar cincuenta y cuatro años para sentirlo. Descubro su misterio, el renacer de
la vida, su espíritu y su mágica orquesta tocando para la humanidad. Dichosa yo que los escucho, siento y bailo, si bailo con ellos. Los
sucesos desconocidos llegan en cualquier instante y son tremendamente sagrados,
mi corazón los recibe casi a diario. Desnudar uno de ellos sería como mancillar
regalos celestiales que Dios me envía. Y aquellos sucesos que están por llegar solo son el efecto del trabajo que realizo cotidianamente. Es como si estuviera edificando mi casa. Tengo los cimientos, ahora levanto paredes pegando
ladrillo a ladrillo y lo hago entregada, paciente y amorosamente. Recursos que no
tiene nada de extraordinario, son efecto de la faena diaria, ellos darán el
resultado de lo que está por llegar. Amo mis creaciones y
es divino mirar cómo; por un solo acto
de creación me retornan infinidad de bendiciones, a eso le llamo; sentirme divinamente.
En pocas palabras "esencia divina" es tener la
capacidad de estar impregnada de un imponente espíritu y un alma que
siempre me dicta lo que debo hacer.
Soy Consuelo y
amo Ser.
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