Decidir
Cuando
no tienes que decidir, por naturaleza no sientes ansiedad alguna. Decidir conduce a la ansiedad. Cuando tienes que
decidir, ahí está el problema. ¿Qué camino tomar? Hay miles de caminos y muchísimas alternativas —y eliges temblando, porque ¿quién sabe si estás eligiendo
bien o mal? La única forma de
saberlo es eligiendo. Pero entonces será demasiado tarde. Si después de diez años te das cuenta de que elegiste mal, será demasiado difícil volver atrás
y elegir otra vez, porque para entonces esos diez años se habrán ido —ido por
el desagüe.
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