Inteligencia
Lo que menos desearía en este instante
es definir inteligencia, retomo la palabra para describir tan vasto poder que me dejo
esta mañana al encontrarme con ella. Desde niña fui altamente emotiva y sensible
a cualquier alteración cotidiana y la inteligencia la concebía como una categoría exclusiva
de unos cuantos, pero ahora sé que solo fue el efecto de la programación en la que crecí. Retornado a tan bella palabra; “inteligencia” esta mañana me percate de cuan poderosa puede llegar a ser cuando se toca y se siente
su gran poderío. Me sucedió al vivir un instante de plena conciencia cuando inteligencia
y emociones se fusionaron en mi cual plataforma de vida, en concreto pude ver más allá
de lo cotidiano mediante un suceso que logre discernir en cuestión de segundos.
Años atrás mi mente siempre estaba contaminada o entrampada en
pensamientos banales, dejando tan basta
inteligencia paralizada. Dicen que con los años uno tiene demencia senil, todo
se olvida, omitimos hechos, reaccionamos tarde, tenemos lagunas mentales, que se yo. A mis casi sesenta años puedo asegurar que no es así, pues me sucede
exactamente lo contrario, veo con mayor claridad hechos o situaciones, percibo
con tal nitidez que me asusta y a la vez me maravilla al darme cuenta que me está
sucediendo totalmente lo opuesto. Soy más analítica, razono con mayor precisión,
me sumerjo en aprendizajes más complejos, en síntesis siento el equilibrio y
esta mañana lo constate al retornar al centro de la vida misma, descubrí que poseo una exquisita riqueza: inteligencia y emociones para vivir realmente.
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