EL
Majestuoso,
impredecible, conmovedor instante me obsequio EL. Sentarme a delinear tan
magnifico instante solo puede ser efecto de una divina revelación. Sentirlo va más
allá de mi capacidad de discernir, una sola letra para definirlo lo estropearía.
Alegría y un poderoso elixir dejo en mí ser, invitándome plasmar tan divino
amanecer. Dejar huellas del día en que EL toco mi corazón es como una revelación de
lo que ha de seguir. Continuar limpiando mi hogar, porque cuando uno piensa que
ha tocado la perfección se cae irremediablemente en las trampas del ego. Me conozco y sé que el ego aún se oculta
en las paredes de mi alma. Esta mañana al acercarme a orar a tan divino espacio
que me recibe cada amanecer, mi primer pensamiento fue: “aquí deposito toda basura interna que se oculta en mi corazón” entonces sucedió, EL surgió de la nada tocándome
con su divino esplendor.
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