Existencia

Primero, te amas a ti mismo. Después amas a tu prójimo, amas a otros seres humanos. Y después, das otro paso, y amas la existencia. Pero la base eres tú. Por tanto, no te critiques, no te rechaces. Acéptate. Lo divino ha hecho su morada en ti. La exis­tencia te ha amado mucho, por eso ha hecho en ti su morada. La existencia ha hecho un templo de ti; lo divino está vivo dentro de ti. Si te rechazas a ti mismo, rechazas lo más próximo a la divini­dad que puede haber. Y si rechazas lo más cercano es imposible que puedas amar lo que está más lejos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Barro hediondo

Cuatro palabras

Serenidad

Sintonizar con la vida

Fuerza de voluntad