Una persona demasiado obsesionada con el pensar, lentamente va olvidándose de que también tiene un corazón. Un hombre que piensa demasiado empieza, poco a poco, a vivir de manera que los sentimientos tienen poco que decir. Y al no escuchar a los sentimientos, el sentir se va alejando lentamente de él. Hay millones de personas en ese estado: no saben lo que significa “corazón”. Creen que el corazón es una bomba. Viven concentrados exclusivamente en su cabeza en sus pensamientos. Los pensamientos solo son un extremo: son necesarios, son un buen instrumento, pero han de ser utilizados para construir, para crear, para innovar. No han de ser los amos de los sentimientos. Una vez que la cabeza se convierte en el amo y el corazón es dejado atrás, vives y mueres sin llegar a conocer a Dios porque Dios habita en el corazón y el corazón emana el amor. El amor es el comienzo de Dios… Dios es la cumbre última del amor. El segundo paso hacia el amor y...
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios son bienvenidos