Pereza

La pereza aparece por ciertas razones, porque no ves la necesidad de hacer nada e incluso si lo haces, no logras nada. Si no lo haces, no pierdes nada. Entonces en tu corazón se instala la pereza. "Pere­za" significa simplemente que has perdido el gusto por la vida.
Los niños no son perezosos. Hierven de energía. Has de obli­garles a ir a dormir, has de obligarles a que guarden silencio, has de obligarles a que se sienten unos minutos para que se relajen. No están tensos; eso es lo que tú piensas. Están llenos de energía. ¡Seres tan pequeños con tanta energía! ¿De dónde surge toda esta energía? Todavía no conocen la frustración. No saben que, en esta vida, hagas lo que hagas, no logras nada. Son inconscientes, felizmente inconscientes; por eso tienen tanta energía.
La pereza es como el polvo que se deposita sobre ti, que surge de todos tus fracasos y frustraciones, de todos tus sueños incumplidos. ¡Va depositándose! Entonces te vuelves perezoso. Por la mañana piensas, "¿Para qué he de levantarme otra vez? ¿Para qué? No hay respuesta. Te las arreglas para salir de casa; te las arreglas para volver. ¡No disfrutas! Te arrastras. No eres feliz con nada… a eso llamo pereza, haz perdido el gusto por la vida.


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