Respira profundamente

Si se presenta la ira, posponla aunque sólo sea durante cinco respiraciones, con un simple acto no serás capaz de enfadarte. Con el tiempo esto se convertirá en una práctica. Cada vez que surja la ira, respira primero cinco veces, inhalando, exhalando. Entonces serás libre de enojarte. Hazlo siempre. Se convertirá en un hábito, no tendrás ni que pensar en ello. En el instante en que surge la ira, de inmediato tu maquinaria empieza a respirar rápida, profundamente. Al cabo de unos años será completamente imposible para ti enfadarte. No serás capaz de enfadarte.

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